La situación del país es compleja y grave. La solución no solo está en manos de los políticos, sino también de empresarios pragmáticos, con visión de futuro y sin fórmulas mágicas.
Andrés Velasco, decano del London School of Economics y exministro de Hacienda de Chile, fue invitado al aniversario 87 años de la Cámara de Industrias y Producción (CIP) y, frente a una nutrida concurrencia de empresarios, aseguró que Ecuador está en una encrucijada económica y social, además de a las puertas de una crisis fiscal profunda.
En este contexto, hizo un llamado para que los empresarios tomen un rol protagónico y empujen al menos cuatro temas para evitar un colapso.
“Se requiere un pacto nacional y un nuevo enfoque”, dijo Velasco, pero las soluciones no son mágicas ni populares.
1 Pagar más impuestos
“Damas y caballeros, van a tener que pagar más impuestos”. La recaudación tributaria en Ecuador es 14% del PIB. En Chile y Colombia ronda el 22%.
“No hay ninguna razón por la que este país no pueda recaudar el 20% del PIB. La única razón es política, es decir, hay que ponerse de acuerdo”, puntualizó.
Según Velasco, la razón de fondo del bajo crecimiento del Ecuador es que no tiene orden fiscal, lo que provoca que sea, junto a Argentina, de los países más riesgosos de la región.
“Ecuador está al borde de una crisis fiscal. Solamente hay dos maneras de arreglar este tipo de crisis: o gastamos menos o recaudamos más”, añadió.
De acuerdo con el exministro de hacienda de Chile, la disyuntiva entre orden fiscal y bienestar social es falsa. No hay país en el mundo que haya logrado hincar el diente a los problemas sociales y crecer, si no ha ordenado mínimamente lo fiscal.
“Todos los Gobiernos dicen que van a mejorar la situación evitando la evasión y la elusión, o cortando la grasa del Estado. El problema es que, en el mejor de los casos, esas soluciones ocurren en magnitudes pequeñas, que son insuficientes”, recalcó.
El menor gasto parte por “eliminar el injusto subsidio de los combustibles” que representa más del 4% del PIB. “Esta situación no da para más en Ecuador y no es ni progresista ni redistributivo”, aseveró.
2 Legitimarse como actor social
Cuando se pregunta a la gente para quién se gobierna, el 87% de ecuatorianos responden: para beneficio de grupos económicos, según Latinobarómetro.
El 41% de los ecuatorianos considera que los que tienen más poder en el país son los grandes empresarios. “Esto es un problema gigantesco de relaciones públicas y deslegitima al empresariado como actor social y político”, añadió Velasco.
No hay progreso sin una economía de mercado dinámica. Pero, no hay una economía de mercado dinámica sin un empresariado dinámico, creativo y legitimado.
De lo contrario, se distorsiona la política, se dificulta la toma de decisiones y se traba la colaboración público-privada.
“Fortalecer el potencial de las exportaciones no petroleras requiere colaboración público-privada. Que los exportadores le digan al Gobierno, yo no le pido subsidios, pero arrégleme ese camino, mejóreme el puerto, certifíqueme la calidad de mis exportaciones, ayúdeme a capacitar trabajadores”, aclaró Velasco.
Para romper esa deslegitimación social, los empresarios deben pensar:
¿Están pagando todos los impuestos que deben y pueden?
¿Está el sector privado debidamente comprometido con la transición verde? No hay tema más movilizador para la juventud que la transición energética.
¿Siguen las empresas las mejores prácticas laborales, incluyendo la no discriminación y el cierre de brechas?
¿Son las legislaciones antimonopolios y sobre derechos del consumidor lo suficientemente rigurosas?
Velasco considera que esto es importante y lo explica a través de la experiencia del estallido social de 2019 en Chile.
“El estallido social se dio porque había una serie de cosas que a la gente le irritaba e indignaba”, recalcó.
Por un lado, la gente sentía que no recibía un buen trato por parte de las empresas (abusos, mal servicio, costos injustificados).
Por otro lado, en Chile se logró aumentar del 15% al 50% el porcentaje de los jóvenes de cada generación que van a la universidad; pero esos jóvenes se sentían estancados porque al momento de buscar trabajo pesaban más las palancas, la posición social y los contactos.
“Existe abundante evidencia de que las empresas discriminan por apellido, domicilio, raza, entre otros”, aclaró.
3 Formalizar el mercado laboral
Es un drama para Ecuador tener menos de cuatro de cada diez empleados con contrato y todos los beneficios.
Para modernizar el mercado del trabajo se necesita un cambio profundo. De acuerdo con Velasco, se requiere: cambiar el mecanismo para calcular el salario mínimo, bajar el costo de contratación, proteger al trabajador y no al empleo, repensar los costos de despidos, entre otros.
“Lo difícil es la parte política del tema. Las reformas laborales son fáciles de caricaturizar como medidas que desprotegen al trabajador, facilitan los abusos y desregulan en exceso”, advirtió Velasco.
El sistema escandinavo se puede tomar en cuenta. Tiene bajos costos de contratación, bajos costos de despido, pero un sistema potente de seguro de desempleo y mucho dinero del Estado que va a las empresas para reentrenar, recalificar y contratar. “No es barato, necesita sacrificios, pero es bueno. Se necesita una reforma pro empleo, pro trabajador y pro productividad”, acotó.
4 Promover una reforma de la política.
El empresariado puede y debe ayudar a mejorar la política. Uno de los mayores errores de los empresarios es que no toman en serio a la política y creen que es solo cuestión de políticos.
“Eso es un craso error porque la labor de emprender no ocurre en el vacío, sino en un país que tiene leyes y regulaciones. Esas leyes y regulaciones son hechas por la política. Por lo tanto, si la política anda mal, la economía anda mal y a los empresarios les va mal”, afirmó.
Velasco enfatizó que Ecuador necesita una reforma política que le dé gobernabilidad al país. Eso significa crear las condiciones para que, luego de ganar las elecciones, cualquier Gobierno tenga el espacio y capacidad de hacer lo que prometió.
Solo el 12% de los ecuatorianos está satisfecho con la democracia. Ecuador es el país de América Latina donde existe menor confianza en la democracia y la mayoría ni siquiera confía en el vecino del barrio. (JS)
Fuente: Diario La Hora
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