No permito que te marches marinero,
Ya has marcado la huella que te guiará a los confines de mi alma.
No eres sueño, te plasmo como gotas de rocío que embeben un mañana,
Donde beberé la savia de tu boca, enfrentada con la mía.
Tu ir y venir marinero,
Sobre las olas extravagantes de aquel faro tieso, me invita galantemente a observarte.
Cada peldaño voy subiendo, encontrando contención, solo para acortar las distancias.
Los recuerdos se van haciendo melodías, casi salvajes.
No permito que te marches marinero, tu amor, mi amor expreso.
Antes de dejar la huella,
Toma un café, mientras repasas mis letras.
Fuente: La nación