Ambato, tierra de poetas, artistas e intelectuales, guarda entre sus memorias la historia de una mujer pionera: Cornelia Martínez, quien en 1889 escribió Paulina: impresiones y recuerdos, convirtiéndose en la primera novelista ecuatoriana. Su figura, sin embargo, ha permanecido por mucho tiempo en las sombras de otros escritores más reconocidos, a pesar de su aporte invaluable a la literatura nacional.

Una familia de intelectuales
Cornelia nació en el seno de una familia destacada y visionaria. Los Martínez Holguín fueron conocidos por su influencia política, científica y artística. Desde muy joven, Cornelia mostró una inteligencia excepcional, siendo considerada la más brillante entre sus once hermanos, incluso por encima de figuras reconocidas como su primo Juan León Mera, autor de Cumandá, y su hermano Luis A. Martínez, autor de A la Costa.
Sus primeros estudios formales los realizó en la escuela La Providencia, pero una enfermedad interrumpió su formación. A pesar de este obstáculo, Cornelia continuó instruyéndose por su cuenta, accediendo a las bibliotecas de su padre y su abuelo. Luego retomó sus estudios en el colegio de Los Sagrados Corazones, fortaleciendo así su formación humanista y artística.
Multifacética y sensible
Cornelia no solo se destacó por su inteligencia y capacidad de reflexión, también tuvo una sensibilidad artística notable. Aprendió a tocar el piano, el arpa, a cantar y, sobre todo, a escribir. Fue esa sensibilidad la que la llevó a plasmar sus emociones en una obra literaria profundamente íntima y nostálgica: Paulina: impresiones y recuerdos.
‘Paulina: impresiones y recuerdos’, una obra de amor y memoria
Publicada por primera vez en 1889 en La Revista Ecuatoriana, la novela es un homenaje a su mejor amiga, Paulina, a quien Cornelia reencuentra después de muchos años. El texto evoca memorias compartidas, la ternura de una amistad juvenil y la tristeza por la transformación que el tiempo y la vida imprimieron en Paulina.
La novela aborda temas como la nostalgia, la música, la melancolía, el afecto y la pérdida. A través de sus páginas, Cornelia comparte el recuerdo de tocar juntas el piano, escuchar sus canciones favoritas y revivir momentos felices que ya no volverán. Todo esto en un lenguaje lírico y cargado de emoción, que demuestra la madurez emocional de la autora.
Una obra silenciosa, pero invaluable
Pese al valor literario e histórico de la novela, Paulina: impresiones y recuerdos nunca alcanzó la fama de otras obras contemporáneas. No obstante, su existencia representa un hito fundamental para la literatura ecuatoriana y para la visibilización del rol de las mujeres en las letras nacionales.
Actualmente, la novela puede consultarse en la Biblioteca Eugenio Espejo, en la Casa Martínez Holguín de Ambato y en plataformas como las del sello Editorial El Fakir y la Universidad Nacional de Educación (UNAE). Sin embargo, aún está pendiente una publicación formal y amplia que permita a los lectores ecuatorianos redescubrir esta joya literaria.
Hacia un reconocimiento merecido
Personajes como Cornelia Martínez merecen salir del olvido. Su valentía al escribir en un contexto que relegaba a las mujeres a los márgenes del ámbito cultural y su sensibilidad para reflejar emociones profundas en su obra la convierten en una precursora de la narrativa femenina en Ecuador.
Gabriela Vásconez, guía de la Casa Museo Martínez Holguín, expresa con emoción su deseo de que esta obra sea reconocida, leída y valorada por las nuevas generaciones. Paulina no es solo una novela; es una declaración de amor, una defensa de la memoria y un acto de resistencia cultural.
Fuente: La Hora
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