La pandemia interrumpe avances en salud ganados durante décadas
El informe “Estadísticas Mundiales de Salud 2025” publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta una clara advertencia: el mundo está perdiendo terreno en materia de salud. En tan solo dos años, la esperanza de vida mundial descendió 1,8 años, una cifra sin precedentes en la historia reciente. Esta reducción marca una interrupción en los avances en salud que el mundo había acumulado durante más de una década.
El impacto del COVID-19 no solo provocó millones de muertes directas, sino que también debilitó los sistemas de salud, frenó servicios esenciales y aumentó los problemas de salud mental. Todo esto ha creado un escenario de estancamiento que pone en riesgo millones de vidas si no se toman medidas urgentes.
El bienestar global sufre un retroceso inesperado
Además del descenso en la esperanza de vida, el informe subraya una caída en la esperanza de vida sana, que representa la cantidad de años que una persona vive sin enfermedades graves. Esta cifra se redujo en seis semanas debido al aumento de trastornos mentales como ansiedad y depresión, relacionados directamente con la pandemia. Este retroceso elimina gran parte de los logros conseguidos gracias a la disminución de enfermedades no transmisibles, como la diabetes o los accidentes cerebrovasculares, que venían en descenso antes de la crisis sanitaria. Aunque hubo progresos en calidad del aire y acceso al agua, los avances en salud se vieron gravemente limitados por la crisis global.

Desigualdad regional en el acceso a servicios básicos
El documento también presenta diferencias significativas entre regiones. África y el Mediterráneo Oriental sufren una escasez alarmante de personal médico. Para 2030, se calcula que habrá un déficit global de 11,1 millones de trabajadores sanitarios. La cobertura de servicios básicos no ha mejorado al ritmo necesario y muchas comunidades siguen sin acceso a atención médica básica. En cambio, otras regiones han logrado reducir el consumo de tabaco, mejorar sus sistemas de agua y aumentar la protección ante emergencias. Sin embargo, este progreso no es uniforme. Mientras algunas zonas avanzan, otras retroceden o se estancan. La desigualdad en los avances en salud es una realidad que urge abordar.
Enfermedades crónicas dominan la mortalidad global
El informe destaca que actualmente las enfermedades no transmisibles, como el cáncer, la hipertensión y la diabetes, son responsables de la mayoría de las muertes en personas menores de 70 años. Esto marca un cambio importante en la epidemiología mundial, donde las enfermedades infecciosas solían dominar. A pesar de los esfuerzos para reducir factores de riesgo como el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol, estos males siguen cobrando muchas vidas. La contaminación del aire continúa siendo una causa silenciosa pero devastadora. Además, los problemas de salud mental, como la depresión, agravan el escenario y afectan la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
Urge inversión para sostener avances en salud
La OMS hace un llamado urgente a los gobiernos para aumentar la inversión en salud pública. Sin un financiamiento sostenido y predecible, tanto a nivel nacional como internacional, los países más vulnerables podrían perder los logros alcanzados con tanto esfuerzo. La organización también resalta la importancia de contar con datos precisos. Herramientas como la estrategia SCORE y el Centro Mundial de Datos de Salud ayudan a los países a mejorar sus sistemas de información sanitaria.
Estos mecanismos permiten una mejor toma de decisiones y facilitan respuestas más rápidas ante futuras emergencias. Si no se corrige el rumbo, el mundo podría enfrentar 700.000 muertes maternas y 8 millones de muertes infantiles entre 2024 y 2030, muchas de ellas evitables. La pandemia reveló las debilidades estructurales de muchos sistemas sanitarios, pero también demostró que los avances en salud son posibles cuando hay voluntad política y cooperación. La clave está en invertir con inteligencia, ampliar el acceso a los servicios, reducir las desigualdades y actuar con rapidez.
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