Autor: Luis Villacrés Smith.
Colaboración: Santiago Pérez S. /Guayaquil.
Los manglares están en serio peligro. Se ha perdido un tercio de los manglares que antes existían y hoy, más de tres cuartas partes de los existentes están amenazados, y con ellos, todos los organismos acuáticos y terrestres que dependen de ellos”, señala un informe oficial de la Unesco. Por ello, este organismo estableció el último 26 de julio, como día internacional para la defensa de los humedales de manglares y todos sus ecosistemas.
El mangle es un árbol leñoso que vive semisumergido en los estuarios que desembocan en los océanos, permite vida abundante de todas las especies, larvas, moluscos y animales acuáticos. Dan sustento y alimento a miles de personas, que viven de la explotación de estos recursos y forman parte de la primera línea de defensa natural, que tiene el planeta frente a los fenómenos marinos adversos, así como para mitigar los efectos del cambio climático.
Están amenazadas en el mundo entero, todas las zonas costeras, incluso algunos sectores más bajos de la ciudad de Guayaquil y la contigua isla Santay, corren el riesgo de desaparecer. Es imprescindible su urgente reforestación, reponer todos los manglares perdidos. El Club Rotario de La Puntilla del D-4400, ha elaborado un proyecto para reforestar 150 hectáreas en el Golfo de Guayaquil, en la zona de Balao. Estamos seguros lo podrá realizar con la ayuda y participación de clubes de varios distritos con fondos provenientes de La Fundación Rotaria.
La inversión total del Proyecto es de aproximadamente 400 mil dólares, implica la siembra de 350 mil plantas jóvenes de mangle, en suelos que fueron desforestados de la misma especie por camaroneras contiguas, ávidas de mayor extensión. La siembra la realizarán comuneros del sector, interesados por recuperar esas áreas, para obtener una mayor producción de cangrejos, conchas, moluscos y todo tipo de especies acuáticas.
“Una hectárea de manglar fija cien veces más carbono que una de bosque tropical”. Protegen las costas de la erosión, el oleaje, el aumento del nivel del mar y reducen el riesgo de inundación”.
Proteger el hábitat de aves, moluscos, peces, crustáceos, equivale a preservar más de un tercio de las pesquerías que dependen de su existencia. Reforestar manglares en toda la zona costera del Golfo de Guayaquil debería ser también una prioridad para los municipios y prefecturas de todas las zonas costeras del litoral.
Además, daríamos trabajo a miles de pescadores que recogen cangrejos, conchas, moluscos y la pesca de muchas especies provenientes de las zonas de manglar. Hoy en día, se ha comenzado a exportar cangrejos, conchas y muchos productos similares. Imagínense que la fama internacional alcanzada por su sabor, de los camarones ecuatorianos, se traslade a estos nuevos rubros y variedad de exportaciones. Que, en muchos restaurantes de Europa, Estados Unidos y el Asia se anuncien también estos nuevos productos.
La exitosa realización del proyecto del Club Rotario La Puntilla será un valioso ejemplo digno de replicarlo en otras zonas y municipios del Ecuador, al igual que en otros países costeros que tengan igual necesidad. En México y Centroamérica, incluso en Florida y estados del Golfo, se requieren urgentemente de proyectos similares. La feliz realización de este proyecto, dará lustre a Rotary como organización, preocupada de preservar y cuidar nuestra naturaleza y medio ambiente, como también luchar contra las amenazas del cambio climático.
Fuente: La nación
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