Los microplásticos se han convertido en una preocupación creciente para el personal médico, especialmente por sus efectos en la salud pulmonar. La neumóloga Samantha Reyes advirtió que sus síntomas suelen confundirse con los del tabaquismo o el uso de vapeadores, lo que retrasa su diagnóstico y tratamiento adecuado.
Reyes recordó que, en 2022, durante su residencia en el Hospital IMSS Siglo XXI, en Ciudad de México, atendió dos casos directamente vinculados a daño pulmonar por micropartículas plásticas.
“Para nosotros es un abordaje riguroso. Evaluamos otros agentes ambientales y tóxicos antes de llegar a esa conclusión diagnóstica”, explicó.
Fibrosis pulmonar por exposición laboral
Uno de los casos fue el de un hombre de entre 40 y 50 años que trabajó durante más de 15 años en una fábrica de plásticos de PVC. Fue diagnosticado con fibrosis pulmonar tras presentar síntomas persistentes de falta de aire, los cuales se agravaron con el tiempo y afectaron su capacidad laboral.
En un inicio, los médicos pensaron que era una gripe y le recetaron antibióticos. Sin embargo, la dificultad respiratoria persistió.
Cuando llegó al Hospital Siglo XXI, fue internado de emergencia por baja oxigenación. Una tomografía reveló alteraciones pulmonares asociadas a exposición prolongada al plástico. Aunque el diagnóstico fue claro, no recibió tratamiento específico, ya que actualmente no existe uno para este tipo de daño.
Cómo afectan los microplásticos a las células humanas
El ecólogo Gerardo Tapia Sasturain, gerente de seguridad ambiental en Reciklan, señaló que los microplásticos pueden alojarse en tejidos humanos y alterar el funcionamiento celular.
“Una célula contaminada con microplástico va a funcionar diferente o adoptar otra forma. Esa diferencia es lo que se identifica como una célula enferma por microplásticos”, explicó.
Un estudio reciente publicado en Nature Medicine (2024) confirmó que los microplásticos no solo flotan en el ambiente, sino que se encuentran incrustados en órganos vitales como hígado, riñones, pulmones e incluso el cerebro.
Tapia advirtió que su acumulación en el sistema nervioso podría estar relacionada con alteraciones cognitivas, conductuales o motrices.
Vínculo entre microplásticos y demencia
El mismo estudio reportó mayores concentraciones de microplásticos en cerebros de personas con demencia. Además, entre 2016 y 2024, estas partículas aumentaron en un 300 por ciento.
Este hallazgo ha encendido alertas entre investigadores, quienes buscan entender el alcance neurológico de esta contaminación.
Exposición cotidiana e inevitable
Yuvia de Anda Flores, del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), subrayó que la exposición a los microplásticos es masiva y constante. Están presentes en el agua, los alimentos, el aire y productos de uso diario.
“El aumento de basura plástica incrementa la cantidad de microplásticos, ya que los plásticos grandes se degradan con la radiación, el viento, el agua y otros factores ambientales”, explicó.
Según datos de PLOS One (2025), la producción global de plástico supera los 300 millones de toneladas anuales, y más de 2.5 millones flotan en los océanos. Esto representa diez veces más que en 2005.
Contaminación del aire en Hermosillo
Un estudio de la Universidad Estatal de Sonora (UES) identificó 74 compuestos químicos vinculados a plásticos en el aire de Hermosillo. De estos, el 43 por ciento eran potencialmente peligrosos y 18 representaban riesgos respiratorios.
Esta situación resulta preocupante en ciudades con temperaturas extremas, donde el calor acelera la liberación de micropartículas.
Medidas para reducir el riesgo
Entre las principales recomendaciones para disminuir la exposición a microplásticos están:
– Evitar calentar alimentos en recipientes de plástico.
– No reutilizar botellas plásticas que hayan estado expuestas al sol.
– Ventilar espacios interiores para reducir la inhalación de partículas.

Un problema ambiental que ya es de salud pública
Los microplásticos ya no son solo una amenaza para el medio ambiente. Hoy, representan una crisis sanitaria en desarrollo que exige atención médica, científica y legislativa. Su presencia silenciosa en el cuerpo humano obliga a repensar hábitos de consumo y a impulsar políticas que prevengan su impacto en la salud.
Fuente: Radio Sonorama
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