Antonio Aguirre Medina/Guayaquil
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Quiero empezar manifestando que soy un creyente y practicante de la religión Católica, Apostólica y Romana, además que, como buen exalumno Salesiano soy un ferviente creyente y admirador de la Santísima Virgen María.
No estoy de acuerdo en mezclar la religión con la política, se supone que son contrapuestas en sus objetivos, tal cual como son el agua con el aceite.
El Santo Padre Francisco nunca ocultó ser un simpatizante fanático del Socialismo, en general; y del Peronismo en particular, pero también, como humano que es, sus pensamientos naturales lo inclinan hacia la corriente izquierdista, tendencia que ésta demostrado a la humanidad todo lo contrario de lo que el mundo en la actualidad necesita con suma urgencia.
Con respecto a la crisis climática, el Santo Padre alerta al mundo sobre un desmoronamiento y anuncia un acercamiento al punto de quiebre.
El calentamiento global entre otros factores es producto de la superpoblación de los humanos creados por Dios, que nos hemos multiplicado como dicen las Sagradas Escrituras, descartando el control de la natalidad como el sistema más idóneo dentro de los cánones religiosos.
Más bien, me atrevo a pensar que la alerta tiene algo oculto que el Santo Padre Francisco a lo mejor no quiere divulgar a la humanidad.