Ecuador ha dado un paso trascendental en la restauración ecológica de los ecosistemas altoandinos al plantar más de un millón de árboles nativos en los páramos de la Sierra Central. Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo regional liderado por Acción Andina, en colaboración con entidades como Aves y Conservación, Andean Adventures, Incana y el Fondo para la Protección del Agua (Fonag). La campaña busca proteger áreas estratégicas para la seguridad hídrica y la resiliencia climática, mediante la siembra de especies autóctonas como la Polylepis sp., que son clave para preservar la biodiversidad y los ciclos del agua.

La restauración de los páramos: vital para el agua y el clima
Los páramos desempeñan un rol crítico en la captación y regulación del agua. Son ecosistemas frágiles y únicos, altamente sensibles al cambio climático y a la expansión de actividades humanas. El proceso de reforestación no solo es un acto ambiental, sino una estrategia urgente para capturar carbono, conservar suelos y asegurar el abastecimiento de agua para millones de personas.
Las especies nativas sembradas tienen una gran capacidad de adaptación a las condiciones extremas del altiplano y su presencia permite la regeneración natural de otras formas de vida vegetal y animal. En este contexto, la siembra de más de un millón de árboles representa un esfuerzo monumental por restaurar el equilibrio ecológico.
Acción Andina y una meta regional ambiciosa
Acción Andina no solo actúa en Ecuador, sino que lidera una cruzada ambiental en seis países andinos: Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Colombia y Chile. Hasta la fecha, la organización ha plantado más de 12 millones de árboles y restaurado más de 6 000 hectáreas de ecosistemas altoandinos. La meta para el año 2026 es alcanzar los 14 millones de árboles sembrados, consolidando un modelo de restauración comunitaria de alto impacto.
Cada país participante adapta sus estrategias a sus condiciones locales, fortaleciendo el enfoque regional y colaborativo. En Ecuador, por ejemplo, la recuperación se centra en los páramos de la Sierra Central, mientras que en Perú se trabaja en las cuencas de Cusco y Apurímac, y en Bolivia en zonas cercanas al Parque Tunari.
La fuerza de las alianzas locales y el saber ancestral
El éxito del programa radica en la articulación entre diversos actores. En Ecuador, se han sumado comunidades rurales, instituciones académicas y organizaciones ambientales que, combinando conocimientos científicos con saberes ancestrales, han creado una sinergia poderosa para escalar el impacto del proyecto. Además, el modelo genera empleo local, fortalece la gobernanza ambiental y consolida una cultura de sostenibilidad.
Las actividades de reforestación se complementan con la creación de viveros comunitarios y jornadas de capacitación ambiental. Estos espacios también fomentan la participación ciudadana y sensibilizan sobre la importancia de conservar los ecosistemas altoandinos.
Mujeres y jóvenes: protagonistas de la reforestación
Uno de los pilares del proyecto es su enfoque inclusivo. Mujeres y jóvenes tienen un rol central en las actividades de restauración. En Bolivia, por ejemplo, las Warmi Kewiñas lideran viveros comunitarios, mientras que en Argentina, jóvenes rurales producen árboles nativos. En Perú, comunidades como Pampacorral han logrado recuperar fuentes de agua degradadas gracias a la siembra masiva de especies nativas.
Este enfoque participativo no solo acelera la restauración ecológica, sino que también fortalece el tejido social, empodera a los actores locales y fomenta una mayor apropiación del territorio y sus recursos.
El sector privado también se suma a la causa
Acción Andina ha abierto la puerta a una nueva forma de colaboración: la reforestación corporativa. A través de alianzas con empresas privadas, el programa permite canalizar inversiones en acciones ambientales con alto impacto. Las compañías interesadas en fortalecer su responsabilidad social empresarial (RSE) pueden participar en la plantación de árboles, apoyo logístico o financiamiento de viveros.
Este esquema no solo mejora la imagen corporativa, sino que ofrece una vía efectiva para que el sector empresarial contribuya a los objetivos de sostenibilidad regional y al cumplimiento de compromisos climáticos globales.
Reconocimientos internacionales y liderazgo global
El trabajo de Acción Andina ha sido ampliamente reconocido a nivel mundial. La iniciativa fue galardonada con el Premio Earthshot, entregado por el Príncipe William, y también recibió el reconocimiento como Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Estos premios validan la importancia del esfuerzo andino y colocan a Ecuador como un referente en la lucha contra la crisis climática
Un futuro más verde desde las alturas andinas
La restauración de los páramos ecuatorianos representa un acto de esperanza y compromiso ambiental. En un contexto de calentamiento global y pérdida de biodiversidad, sembrar árboles no es solo una acción simbólica, sino una medida concreta para asegurar el futuro del planeta. Ecuador, junto a sus socios andinos, demuestra que el trabajo conjunto, inclusivo y basado en la ciencia puede transformar paisajes y proteger la vida.
Fuente: El Comercio
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