Corea del Sur quiere ser el primer país en producir hidrógeno rosa mediante energía nuclear, superando estrictas restricciones regulatorias.
En medio de crecientes desafíos energéticos, Corea del Sur apuesta por una alternativa que puede cambiar el juego: el hidrógeno rosa. Este tipo de hidrógeno, producido con electricidad de origen nuclear, promete ser una fuente energética limpia, eficiente y de bajo impacto ambiental. Sin embargo, las leyes actuales impiden conectar directamente las plantas nucleares con las instalaciones de producción de hidrógeno. Esto ha generado un debate en el país asiático y en la comunidad energética internacional.
Corea del Sur busca producir hidrógeno rosa con energía nuclear
La empresa Korea Hydro & Nuclear Power (KHNP) lidera un proyecto innovador para producir hidrógeno rosa, enfrentando regulaciones que impiden el uso directo de electricidad nuclear. Actualmente, están gestionando licencias y permisos relacionados con la seguridad del emplazamiento. Además, revisan normas sobre el funcionamiento del mercado eléctrico y las condiciones para transacciones energéticas.
El principal obstáculo es legal. La normativa vigente en Corea del Sur prohíbe conectar plantas nucleares directamente con unidades de producción de hidrógeno. Por esta razón, la empresa solicitará una exención regulatoria. Esta permitiría usar energía nuclear sin intermediarios, lo que resultaría en un proceso más eficiente. El gobierno aún evalúa los impactos de aprobar esta solicitud, que marcaría un precedente internacional.
KHNP planea comenzar la construcción en octubre de 2025 en Sinam-ri, Ulju-gun. Se espera que la planta esté operativa en dos años y que produzca más de cuatro toneladas de hidrógeno diariamente.
Grandes empresas participan en la planta de hidrógeno rosa
La magnitud del proyecto ha convocado a actores clave del sector energético. Empresas como Samsung C&T, Doosan Energy y Hyundai Engineering & Construction participan en la construcción. Otras entidades, como la Corporación de Energía Eléctrica de Corea y el Instituto de Investigación de Energía Atómica, supervisan los procesos de licencia y la seguridad nuclear.
Además, colaboran organizaciones de investigación, universidades e instituciones tecnológicas. Entre ellas están la Corporación de Seguridad del Gas de Corea, el Instituto de Estándares Futuros y la Universidad Nacional de Transporte. Esta red de colaboración respalda el cumplimiento de estándares internacionales y la viabilidad técnica del proyecto.
En total, se utilizarán 500 megavatios de electricidad nuclear para producir 70.000 toneladas anuales de hidrógeno rosa en una primera etapa. Posteriormente, se prevé escalar hasta 300.000 toneladas anuales, lo cual requerirá una expansión considerable de la infraestructura existente.
La normativa energética representa el mayor reto del proyecto
Aunque el plan de Corea del Sur es técnicamente viable, las restricciones regulatorias podrían frenar su avance. La ley prohíbe expresamente la conexión directa entre plantas nucleares y centros de producción de hidrógeno. No obstante, los desarrolladores confían en que, al demostrar la seguridad y eficiencia del proceso, las autoridades permitirán la excepción.
Ahn Ji-young, del Instituto de Economía Energética de Corea, considera que el proyecto cumplirá con los requisitos para certificación. A pesar del debate normativo, la posibilidad de crear una fuente limpia y continua de hidrógeno justifica el esfuerzo. El éxito del plan podría influir en futuras políticas energéticas de otros países.
La combinación de electricidad y calor residual de las plantas nucleares, como Gori y Saeul, facilitaría un proceso de hidrólisis a baja temperatura. Este método no solo es eficiente, sino que también genera menos residuos y reduce las emisiones de carbono en comparación con otras fuentes.
La transición energética impulsa la innovación en Asia
Corea del Sur busca posicionarse como líder en tecnologías energéticas limpias mediante la producción de hidrógeno rosa. Esta iniciativa se alinea con los objetivos globales de descarbonización. También responde a la necesidad de reducir la dependencia de combustibles fósiles. Si se aprueban los cambios regulatorios, este proyecto marcará un hito en la historia de la energía nuclear.
El plan no solo tiene implicaciones energéticas, sino también económicas y geopolíticas. Iniciativas como esta pueden transformar la manera en que el mundo produce, distribuye y consume energía. El avance de Corea del Sur en esta materia puede abrir el camino a otros países con capacidades nucleares similares.
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