Descubrimiento de un escenario de hacinamiento y tortura
La clausura del centro de rehabilitación clandestino en Quito reveló condiciones inhumanas para 50 adultos y cuatro menores. El operativo, liderado por la Agencia Metropolitana de Control (AMC), se efectuó en San José de Morán, al norte de la capital. Durante la inspección, los agentes hallaron a los internos hacinados en cuartos improvisados alrededor de una cancha. Además, encontraron cigarrillos de contrabando y utensilios de cocina dentro de las mismas habitaciones, lo que confirmaba la precariedad del lugar.
Testimonios de violencia y métodos crueles
Los afectados denunciaron golpes con tablas y, sobre todo, prácticas de asfixia con toallas empapadas. Dichos actos, según relataron, formaban parte de un supuesto “tratamiento” que jamás contó con aval técnico. La clausura del centro de rehabilitación clandestino en Quito dejó al descubierto que los familiares pagaban más de USD 100 mensuales, creyendo en una desintoxicación inexistente.

Reacciones vecinales y evidencias adicionales
Los vecinos, hartos de la música estridente y las fiestas ilegales de fin de semana, presentaron repetidas quejas. Por ende, la AMC intensificó la vigilancia y finalmente intervino. En consecuencia, el líder zonal Edwin Chicaiza explicó que el responsable se expone a multas de hasta ocho salarios básicos, equivalente a USD 3 760. La clausura del centro de rehabilitación clandestino en Quito también evidenció un entorno donde un colaborador ebrio intentó agredir a un residente, lo que agravó la indignación comunitaria.
Protección de menores y procedimiento posterior
Tras la operación, los adultos recibieron valoración médica y regresaron con sus familias. Mientras tanto, DINAPEN asumió la custodia de los cuatro menores hasta reunirlos con sus representantes legales. Asimismo, la Fiscalía recopila pruebas para formular cargos. La clausura del centro de rehabilitación clandestino en Quito subraya la necesidad de reforzar controles sobre establecimientos de salud mental y adicciones, dado que la clandestinidad sigue poniendo en riesgo a poblaciones vulnerables.
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