Con el objetivo de fortalecer la detección temprana y la respuesta coordinada ante la fiebre amarilla, se realizó en Mocoa (Putumayo, Colombia), del 14 al 16 de mayo, el Segundo Taller de Vigilancia Epizoótica y Vectorial. Durante tres jornadas, más de diez equipos territoriales de salud participaron en sesiones teóricas y ejercicios prácticos liderados por especialistas nacionales e internacionales.
Un contexto epidemiológico preocupante
El encuentro tuvo lugar en un momento crítico para el país. En 2024 se notificaron 23 casos de fiebre amarilla, con 13 muertes preliminares, alcanzando una letalidad del 56,5%. Para 2025, con corte al 6 de mayo, ya se han confirmado 62 casos, con 25 fallecimientos y una letalidad del 40,3%. Tolima, Antioquia, Cundinamarca y Meta figuran entre los departamentos más afectados.
Un enfoque integrado bajo la estrategia Una Sola Salud
La iniciativa, desarrollada bajo el enfoque Una Sola Salud, contó con la participación del Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), el Instituto Nacional de Salud (INS), Parques Nacionales Naturales, la OPS/OMS, Panaftosa y representantes del Ministerio de Salud de Brasil.
El taller abordó temas clave como la situación epidemiológica, la vigilancia en humanos y fauna silvestre, la coordinación intersectorial y el diagnóstico laboratorial. La parte práctica incluyó la toma de muestras de un primate fallecido en el Centro de Educación Ambiental, cumpliendo estrictos protocolos de bioseguridad y vacunación del personal, así como técnicas de recolección de vectores para el control del virus.
Experiencia previa que salvó vidas en Tolima
Wilder Pérez, profesional de la Secretaría de Salud del Putumayo, destacó cómo los aprendizajes del primer taller, realizado en Tolima, permitieron una respuesta eficaz ante una señal de alarma. “Gracias a lo aprendido sobre toma de muestras en primates, logramos detectar un brote tras hallar tres monos muertos. Sin ese conocimiento, los animales habrían sido enterrados sin análisis, y se habría perdido una oportunidad crítica para actuar”, explicó.
La detección temprana activó medidas inmediatas como vacunación del personal ambiental, estudios entomológicos y planificación del manejo del área afectada.
Transferencia de conocimientos y vigilancia integrada
Mauricio Vera, del MSPS, resaltó que el reciente brote en Tolima —tras más de 100 años sin registros— impulsó la creación de un sistema de vigilancia de epizootias. “Estas experiencias estandarizan procesos, fortalecen capacidades regionales y permiten respuestas oportunas que salvan vidas”, afirmó.
La vigilancia integrada de primates y mosquitos fue uno de los ejes centrales del taller, destacando su papel fundamental para anticipar la circulación del virus en el entorno silvestre.
Trabajo conjunto para proteger la salud pública de Colombia
Renato Vieira, asesor de Panaftosa, subrayó la importancia del trabajo articulado entre sanidad animal y salud humana. “El éxito en la vigilancia y control de la fiebre amarilla depende de esa integración. La experiencia de Brasil demuestra que una estrategia coordinada con los programas de inmunización es clave para la prevención”, señaló.
Vieira destacó la presencia de Panaftosa en Mocoa como ejemplo de la articulación dentro de la OPS, sumando esfuerzos en vigilancia de epizootias, vacunación y respuesta a emergencias.
La salud del ecosistema, una prioridad para prevenir la expansión urbana
Mayra Alejandra Vargas, del MADS, hizo un llamado a superar visiones fragmentadas de la salud. “Mientras no haya bienestar ecosistémico, no existirá bienestar humano. Lo que afecta a los primates también nos pone en riesgo a nosotros”, afirmó.
Desde la OPS/OMS, Mauricio Cerpa reforzó la necesidad de una participación comunitaria activa y comunicación clara para enfrentar la emergencia. “Además de apoyar en vacunación y vigilancia, la OPS ha contribuido al liderazgo y coordinación de la respuesta”, señaló.

Colombia: Un paso firme hacia la prevención y el control
La culminación del taller en Mocoa marca un avance estratégico en la lucha contra la fiebre amarilla. El enfoque colaborativo entre instituciones, sectores y comunidades refuerza la capacidad de Colombia para actuar con eficacia frente a los brotes, protegiendo la salud humana, animal y ambiental.
Fuente: OPS
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