Un reciente estudio liderado por la doctora Sanjula Singh, del Brain Care Labs del Massachusetts General Hospital, identificó 17 factores que influyen en el desarrollo de accidente cerebrovascular, demencia y depresión en la vejez. Los resultados, publicados por The New York Times, indican que muchas de estas condiciones, aunque parezcan no estar relacionadas, comparten un daño común en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro.
Los investigadores sostienen que hasta el 60% de los accidentes cerebrovasculares, el 40% de los casos de demencia y el 35% de los casos de depresión podrían prevenirse o retrasarse si se controlan ciertos factores de riesgo, como la hipertensión arterial y la diabetes.
Hábitos protectores: alimentación, ejercicio y propósito de vida
El estudio, basado en 59 meta-análisis, identificó seis factores protectores frente a estas enfermedades: el consumo moderado de alcohol, una dieta rica en frutas, vegetales, lácteos, pescado y frutos secos, actividad física moderada o alta, estimulación cognitiva regular, sentido de propósito en la vida y una red social sólida.
La doctora Stephanie Collier, especialista en psiquiatría geriátrica, destacó que mejorar los aspectos modificables del estilo de vida puede aumentar notablemente las probabilidades de llegar a la vejez sin discapacidades.
Factores de riesgo: presión alta, obesidad y soledad
En total, se identificaron 13 factores que elevan el riesgo, entre ellos la hipertensión arterial —el más relevante, que casi triplica la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular—, el colesterol alto, la obesidad, el consumo de carnes rojas y bebidas azucaradas, el tabaquismo, la soledad, el estrés crónico y los trastornos del sueño.
Un estudio adicional, publicado en Nature Medicine, confirmó que reducir la presión arterial puede disminuir en un 15% el riesgo de demencia. Para lograrlo, los expertos recomiendan reducir el consumo de sal, hacer más ejercicio, perder peso y, en algunos casos, utilizar medicación.
Ejercicio físico y mental, claves para un cerebro saludable
Las actividades físicas como caminar, correr, nadar o practicar jardinería se clasificaron como de intensidad moderada o alta y demostraron tener un impacto directo en la reducción del riesgo de deterioro cognitivo y accidentes cerebrovasculares.
Además, tareas como leer, resolver rompecabezas o aprender un nuevo instrumento pueden reducir el riesgo de demencia hasta en un 40%. Aunque los investigadores advierten que este dato podría estar influenciado por otros factores, recomiendan realizar actividades mentales desafiantes en compañía, para combinar estimulación cognitiva con interacción social.

Prevenir es posible incluso con predisposición genética
La doctora Singh enfatizó que, incluso quienes tienen antecedentes familiares o predisposición genética, pueden mejorar su salud cerebral. Recomienda enfocarse en un cambio a la vez, de forma gradual y sostenible.
El estudio también subraya que adoptar estos hábitos desde la mediana edad ofrece mayores beneficios, aunque nunca es tarde para comenzar. Mejorar la calidad del sueño y reducir el estrés también forman parte del enfoque integral para cuidar el cerebro en todas las etapas de la vida.
Fuente: Infobae
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