El 8 de mayo de 2025, un grupo de mujeres comprometidas con la igualdad de género en la Iglesia Católica llevó a cabo una protesta simbólica en el Vaticano. La protesta fue organizada en conjunto con la Organización por la Ordenación de Mujeres en todo el Mundo. Se centró en la reivindicación de la ordenación sacerdotal femenina, un reclamo histórico y persistente en la Iglesia. Además, subrayaron la necesidad urgente de igualdad plena para las mujeres en todos los ámbitos de la vida eclesiástica.

Este evento coincidió con el inicio del Cónclave para la elección del Papa número 267. Esta instancia es solemne, pues los cardenales se reúnen para elegir al líder máximo de la Iglesia Católica. Las activistas decidieron hacer su voz escuchada de una manera impactante, lanzando una fumata rosa sobre el Vaticano. Fue en clara alusión al icónico humo blanco que tradicionalmente se utiliza en el cónclave para anunciar la elección del nuevo Papa.
El simbolismo de la fumata rosa: Un mensaje claro
La fumata rosa no solo se convirtió en un acto visual de protesta, sino en un mensaje claro de exclusión de las mujeres dentro de la Iglesia. El humo contrastaba con el tradicional blanco de la elección papal y el negro de la ausencia de decisión. Fue interpretado por las defensoras de la ordenación femenina como una declaración que reclamaba la presencia de la mujer en el cónclave. Por tanto, la fumata rosa en el Vaticano fue una manifestación firme de que “El lugar de la mujer está en el cónclave”, manifestaron con firmeza las organizadoras de la protesta.
De esta forma, la fumata rosa se transformó en un símbolo del deseo de que las mujeres estén presentes en la vida de la Iglesia. También desean que tengan la oportunidad de asumir roles de liderazgo y participar de forma activa en la toma de decisiones, incluyendo la ordenación sacerdotal.
La solicitud a los cardenales: Escuchar las voces de las mujeres
A través de un comunicado oficial dirigido a los cardenales, las mujeres participantes en la protesta exigieron ser escuchadas por toda la comunidad católica. No solo por los líderes eclesiásticos. “Escuchen las voces, las vocaciones y los anhelos de las mujeres de la Iglesia católica”, pidieron ellas. Destacaron que muchas han sido sistemáticamente excluidas de la ordenación y otros cargos de poder dentro de la Iglesia.
En su mensaje, las defensoras de la ordenación femenina apuntaron que la exclusión de las mujeres no es solo un tema de justicia social. También es una cuestión de pérdida para la Iglesia. Muchas generaciones de mujeres han tenido que cargar con el dolor y la humillación de ver cómo sus vocaciones eran ignoradas. “La Iglesia ha perdido generaciones de mujeres que soportaron el dolor y la humillación de tener que demostrar la validez de su vocación y el valor de su ministerio”, indicaron ellas.
El Papa Francisco y la inclusión: fumata rosa en el Vaticano
Si bien las activistas reconocen los avances durante el papado de Francisco, señalan que esta labor sigue siendo incompleta. Francisco ha promovido un espíritu de diálogo e inclusión en la Iglesia. Las mujeres dentro de la Iglesia han visto algunos pasos hacia adelante, pero el camino hacia la igualdad y el acceso al liderazgo y ministerio sigue dolorosamente lento en el Vaticano.
En este contexto, las defensoras han hecho un llamado a la Iglesia para que, bajo el liderazgo del próximo Papa, se avance en el reconocimiento pleno de las mujeres dentro del sacerdocio. “Oramos por el próximo pontífice para que abrace con valentía la sinodalidad y corrija la injusticia de la exclusión de las mujeres del ministerio ordenado”, concluyeron. Ellas confían en que una fumata rosa en el Vaticano podría simbolizar estos ideales.
Sucesor de PedroFumata rosa en el Vaticano a un futuro de igualdad para las mujeres en la Iglesia
El acto de lanzar la fumata rosa representa una protesta y una llamada a la acción. Las mujeres que participan en esta lucha buscan que el Vaticano y la jerarquía eclesiástica reconozcan el papel fundamental de las mujeres en la vida de la Iglesia. La igualdad en el liderazgo y la posibilidad de ser ordenadas como sacerdotes son, para ellas, elementos esenciales. Participar activamente en el cónclave es clave para que la Iglesia avance hacia una verdadera sinodalidad. La fumata rosa en el Vaticano marca un desafío directo a la tradición y llama a la reflexión sobre el lugar de las mujeres en la Iglesia.
Fuente: El País
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