Una tragedia envolvió la ciudadela Abel Gilbert en Durán, Ecuador, la noche del 14 de mayo de 2024, cuando sicarios irrumpieron en una celebración de cumpleaños y segaron la vida de seis hombres. Este acto de violencia, que dejó un saldo doloroso y una comunidad consternada, resalta un preocupante aumento en la criminalidad en la región.
Los impactos de este funesto evento reverberaron a lo largo del cantón Durán, sumiendo a sus habitantes en un estado de shock y miedo. Seis individuos inocentes perdieron la vida en medio de la alegría de una fiesta, mientras que otros seis resultaron heridos, testigos mudos de la brutalidad de la noche.
Kevin Arboleda, el joven que celebraba su vigésimo tercer cumpleaños, se convirtió en una víctima emblemática de esta tragedia, junto a otros nombres ahora grabados en la memoria colectiva: Jeremy Portocarrero, Luis Limones, Carlos Cruz y Armando Gallo. La ironía se cierne sobre el hecho de que ninguno de los fallecidos tuviera antecedentes penales, lo que resalta aún más la arbitrariedad y brutalidad del crimen.
Las autoridades, al investigar este acto de barbarie, apuntan hacia la banda conocida como Latin Kings, una presencia ominosa que se disputa el control del territorio y el mercado de drogas en Durán. Este sombrío trasfondo deja a la comunidad preguntándose sobre la seguridad y el futuro de sus calles.
La Fiscalía General del Estado ha tomado cartas en el asunto, iniciando una investigación exhaustiva para llevar a los responsables ante la justicia. Mientras tanto, la sombra de la violencia se cierne sobre Durán, recordándonos que la lucha contra el crimen debe ser una prioridad constante.
Estas cifras alarmantes reflejan un patrón preocupante: Durán, una vez más, se ve sacudida por la violencia. El aumento del 302,27% en los homicidios en comparación con el año anterior pinta un cuadro desolador de la situación de seguridad en este cantón del Guayas.
A medida que la comunidad llora a sus hijos perdidos y exige justicia, queda claro que se necesitan medidas urgentes para abordar la raíz del problema y restaurar la paz en las calles de Durán. El desafío es formidable, pero la esperanza de un mañana más seguro sigue siendo un faro en la oscuridad.
Fuente:
www.primicias.ec
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