Washington, 23 de abril de 2025. En su más reciente edición del Monitor Fiscal, el Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó una seria advertencia: el endeudamiento global se incrementará aceleradamente en 2025, producto de la guerra de aranceles iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 2 de abril. En este contexto, el organismo insta a los países a reducir gastos ineficientes, entre ellos, los subsidios a los combustibles.
Un gasto fiscal insostenible
Según el informe, el gasto en subsidios a los combustibles en economías emergentes y de bajos ingresos supera el 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB), incluso por encima del gasto social dirigido a hogares vulnerables. En el caso de Ecuador, clasificado como economía emergente, se proyecta un gasto de USD 1.506 millones en subsidios al diésel durante 2024, equivalente al 1% del PIB nacional.
Este tipo de subsidios, advierte el FMI, distorsiona los precios, desincentiva el uso de energías limpias y representa un obstáculo para el fortalecimiento de las finanzas públicas.
Deuda creciente y desafíos fiscales
Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, afirmó que la deuda pública mundial crecerá 2,8 puntos porcentuales en 2025, superando el 95% del PIB global. Según sus proyecciones, esta tendencia podría llevar la deuda al 100% del PIB hacia el final de la década. La guerra comercial entre potencias económicas ha deteriorado la capacidad de recaudación, al tiempo que limita el acceso a financiamiento internacional.
En este panorama, los subsidios a los combustibles aparecen como uno de los principales focos de ajuste fiscal. Tanto Gaspar como Era Dabla-Norris, directora adjunta del mismo departamento, insisten en la necesidad de reformarlos gradualmente, con medidas de compensación directa a los sectores más afectados.
Ecuador: entre la presión del FMI y la incertidumbre interna
Aunque el Gobierno ecuatoriano no ha anunciado una reforma tributaria para 2025, sí enfrenta el desafío de reducir su déficit fiscal, una meta establecida en el acuerdo con el FMI. Los analistas coinciden en que una de las acciones más viables será la revisión de los subsidios a los combustibles, particularmente al diésel y a las gasolinas Extra y Ecopaís.
Desde junio de 2024, el país aplica un sistema de bandas de precios que limita las alzas o reducciones abruptas de los combustibles. No obstante, cuando los precios internacionales superan el límite superior, el Estado cubre el excedente, lo que representa un costo fiscal elevado.
Riesgos geoeconómicos y necesidad de reformas estructurales
El FMI advierte que los riesgos globales son incluso más elevados que durante la pandemia. El aumento de aranceles, la incertidumbre geopolítica y la mayor demanda de gasto en seguridad aumentarán la presión sobre los presupuestos estatales, especialmente en países de bajos ingresos. En este contexto, los subsidios a los combustibles son considerados un gasto regresivo e insostenible.
Reducir o eliminar estos subsidios no solo fortalecería las cuentas fiscales, sino que también incentivaría inversiones en tecnologías limpias y fomentaría un consumo energético más racional. Sin embargo, el FMI enfatiza que estas reformas deben comunicarse eficazmente y aplicarse con gradualidad para evitar efectos sociales adversos.

Conclusión
La recomendación del FMI es clara: los gobiernos deben “poner la casa en orden” frente a un escenario de incertidumbre y endeudamiento creciente. La eliminación progresiva de los subsidios a los combustibles, acompañada de políticas sociales compensatorias, es clave para asegurar la estabilidad fiscal y fomentar un desarrollo económico sostenible.
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