Pablo Muentes, previamente una figura destacada en el ámbito político como exasambleísta, ahora se encuentra bajo el foco judicial y mediático debido a su implicación en el caso Purga, donde enfrenta acusaciones por presunta participación en delincuencia organizada. Este 3 de mayo de 2024, el panorama dio un giro inesperado cuando Muentes, recluido en la cárcel La Roca, fue trasladado de manera urgente al Hospital Abel Gilbert Pontón en Guayaquil. El Servicio de Atención a las Personas Privadas de la Libertad (SNAI) confirmó que su traslado obedeció a un problema de salud que requería atención médica inmediata.
El traslado de Muentes al Hospital Naval, posterior a recibir atención médica en el Hospital Abel Gilbert, fue un proceso meticulosamente custodiado por las fuerzas del orden. Desde su llegada a la institución médica, agentes policiales y militares aseguraron su presencia tanto dentro como fuera del hospital, garantizando su custodia durante su estadía médica.
Este acontecimiento representa un capítulo más en la historia tumultuosa de Pablo Muentes, quien pasó de ser una figura prominente en la esfera socialcristiana a enfrentar serias acusaciones legales. La Fiscalía lo señala como líder de una red que supuestamente manipuló el sistema judicial en Guayas, en colaboración con su exasesora de comunicación, Mayra Salazar. En una reciente declaración pública el 30 de abril de 2024, Muentes salió a la luz para refutar las acusaciones de Salazar, negando cualquier involucramiento en la manipulación del sistema judicial y desmintiendo haber sido empleador de la comunicadora.
En su comunicado, Muentes enfatizó la falta de relación de confianza con Salazar, denunciando la supuesta manipulación de información por parte de esta para su beneficio personal. Su reaparición pública y sus declaraciones agregan una nueva dimensión al caso Purga, generando más interrogantes sobre la compleja red de relaciones y poder que se investiga en este proceso judicial.
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