Una decisión personal del Papa Francisco
Desde mucho antes de su fallecimiento, Jorge Mario Bergoglio dejó claro que deseaba un funeral alejado del boato tradicional. En lugar de la Basílica de San Pedro, donde han sido enterrados casi todos los papas recientes, él eligió la Basílica de Santa María la Mayor. Esta iglesia, cercana al corazón de Roma, es uno de los lugares más queridos por el Papa Francisco.
A diferencia de sus predecesores, Francisco optó por un adiós mucho más sencillo, coherente con su estilo pastoral humilde. A través de su autobiografía Esperanza, publicada en enero de 2025, explicó que no quería una ceremonia majestuosa ni ataúdes elaborados.
La importancia de Santa María la Mayor
Santa María la Mayor no fue una elección al azar. El Papa Francisco visitó esta iglesia decenas de veces durante su pontificado, orando frente a la imagen de la “Regina della Pace”. Su conexión espiritual con este lugar fue tan profunda que pidió ser enterrado cerca de esa imagen.
En sus palabras, se sintió abrazado por la Virgen en los momentos más difíciles. Este lazo emocional fue determinante en su decisión. La basílica también guarda una larga tradición: allí reposaron siete papas entre los siglos XII y XVI.

Ceremonia más sencilla pero significativa
El funeral del Papa Francisco no contará con los elementos tradicionales como el catafalco ni los tres ataúdes que solían usarse. Su deseo fue tener una ceremonia digna, pero sin lujos. Así se reflejó en las normas eclesiásticas actualizadas en 2024 bajo el título Ordo Exsequiarum Romani Pontificis.
La Basílica de San Pedro aún albergará una despedida pública, pero su ataúd estará cerrado. Es un gesto que refuerza su mensaje: el Papa es ante todo un pastor, no un monarca.
Legado en vida y muerte del Papa Francisco
Su decisión no fue sorpresiva para quienes lo conocieron de cerca. A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco defendió la sencillez, la cercanía al pueblo y la humildad. En la forma de despedirse, quiso reflejar esos mismos valores.
Incluso en su funeral, buscó dejar un mensaje: lo esencial no está en la pompa, sino en la fe y el servicio. Con esto, no solo reformó la Iglesia en vida, sino que también transformó el modo en que el Vaticano entiende el final de sus líderes.
El Papa que rompió tradiciones hasta el final
Francisco no esperó un anuncio oficial para comunicar su decisión. Lo hizo en entrevistas, como la que ofreció a la emisora suiza RSI, mencionando el precedente de Benedicto XVI como una oportunidad para simplificar las ceremonias papales.
Al pedir su entierro en Santa María la Mayor, el Papa Francisco reafirmó su deseo de humanizar la figura papal. Fue un mensaje de humildad, coherencia y espiritualidad, incluso después de la muerte.
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