Minería ilegal en el río Santiago: devastación y resistencia indígena
Destrucción del ecosistema fluvial
La minería ilegal en el río Santiago, ubicado en la Amazonía ecuatoriana, ha causado estragos irreversibles en su ecosistema. Las playas han desaparecido, los bosques han sido talados y las cascadas han quedado reducidas a escombros. Los mineros ilegales dejan tras de sí montículos de piedras y piscinas artificiales en las riberas. Aunque el punto máximo de esta actividad ocurrió en 2020, un equipo de Mongabay Latam recorrió la zona en septiembre de 2024 y confirmó que al menos ocho puntos del río continúan siendo explotados. Excavadoras y clasificadoras de oro operan activamente en la región, intensificando el impacto ambiental.

Recuerdos de un río próspero
Aldo Unkuch, ex síndico de Tsuis, recuerda con nostalgia el estado original del río Santiago. “Este lugar era una montaña virgen, con una quebrada y vida silvestre abundante”, dice mientras recorre una zona devastada. En ese espacio, donde los niños solían jugar y refrescarse, hoy solo queda un riachuelo entubado para el lavado de oro. La minería ilegal ha transformado el paisaje y ha alterado el equilibrio ecológico de la región.
Impacto de la minería ilegal
El río Santiago atraviesa el cantón Tiwintza, en la provincia de Morona Santiago, y fluye por territorios ancestrales del Pueblo Shuar Arutam (PSHA). Según el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), el 55 % del territorio está concesionado a la extracción de metales como oro, plata y cobre. Desde 2017, la minería ilegal se ha expandido, alcanzando un pico crítico en 2020. Entre 2020 y 2022, la minería ilegal devastó 134 hectáreas en comunidades como Tsuis y Kusumas.
Patricio Llivisaca, teniente político de Tiwintza, explica que la minería ilegal se intensificó en 2019 y se agravó con la pandemia de COVID-19. Mineros provenientes de Cuenca y Machala ingresaron con maquinaria pesada para extraer oro de las riberas del río. En muchos casos, los propietarios de los terrenos accedieron a explotar los recursos sin prever las consecuencias ambientales y económicas.
Consecuencias ambientales y sociales
La minería ilegal ha dejado cicatrices irreparables. Según Llivisaca, un sobrevuelo en helicóptero junto al Batallón de Selva 61 Santiago reveló que la minería ha penetrado hasta 800 metros en los bosques. La deforestación masiva impide la reforestación y altera el cauce del río. Además, los mineros utilizan mercurio y otros metales pesados para extraer oro, contaminando las aguas y afectando la biodiversidad.
Los shuar consideran sagrado al río Santiago y han presenciado su deterioro. La lideresa shuar Elvia Martínez advierte sobre los peligros para la salud. Las piscinas artificiales creadas por los mineros se convierten en trampas mortales para los niños que juegan en ellas. Además, un brote de dengue se ha registrado en la región debido a la proliferación de larvas de zancudos en las aguas estancadas.
Pérdida de biodiversidad
Fernando Anaguano, ictiólogo de Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador, explica que la minería ilegal altera la composición del agua, afectando la reproducción de peces. Especies migratorias como los bagres han disminuido drásticamente. Un estudio publicado en 2024 confirmó que la cuenca baja del río Santiago es una de las menos estudiadas pero más amenazadas del Ecuador. Además, existe la posibilidad de que especies aún no descritas por la ciencia estén en peligro de extinción.
Falta de respuestas gubernamentales
Mongabay Latam solicitó información al Ministerio de Ambiente sobre las medidas contra la minería ilegal, pero no obtuvo respuesta. La comunidad shuar denuncia la ausencia de socialización sobre los impactos ambientales y sanitarios. “No nos han informado sobre las consecuencias de la minería ilegal”, señala Martínez.
Resistencia comunitaria
La minería ilegal ha generado conflictos internos en las comunidades. Algunos habitantes permiten la extracción en sus terrenos sin considerar el impacto a largo plazo. En 2019, Unkuch observó cómo mineros ingresaban a su comunidad con maquinarias pesadas. Los ingresos rápidos nublaron la visión de futuro de muchos propietarios, quienes no previeron la necesidad de recursos para su subsistencia.
Para contrarrestar la minería ilegal, la Asociación Santiak, una de las seis que conforman el PSHA, ha implementado una guardia comunitaria con una canoa a motor. Esta medida ha permitido interceptar el tráfico de combustible destinado a la minería ilegal. Llivisaca señala que la Policía Nacional y la Gobernación han identificado a los responsables y han recuperado grandes cantidades de combustible en allanamientos recientes.
Un futuro incierto
La minería ilegal en el río Santiago sigue representando una amenaza para el medioambiente y la salud de las comunidades. A pesar de los esfuerzos de resistencia, los shuar continúan luchando contra una actividad que erosiona sus tierras y su cultura. La organización comunitaria y el monitoreo territorial siguen siendo herramientas fundamentales en la defensa del río Santiago.
También te puede interesar: Ecuador conmemoró 193 años de la anexión de Galápagos