Nueva Prosperina, ubicado en el noroeste de Guayaquil, se ha convertido en el epicentro de la violencia en Ecuador. Este distrito forma parte de la denominada Zona 8 —que incluye también a Durán y Samborondón—. Actualmente, lidera las estadísticas de muertes violentas en el país, con más de 340 casos registrados en lo que va del 2025. Esta cifra representa un aumento alarmante frente al mismo periodo del año anterior, donde se contabilizaban cerca de 120 asesinatos.

La complejidad de Nueva Prosperina radica en su estructura urbana y social. Barrios como Monte Sinaí, Ciudad de Dios, Socio Vivienda y Flor de Bastión son zonas populares con condiciones de alta vulnerabilidad. En estas áreas, las estructuras criminales han encontrado un terreno fértil para la extorsión y el control territorial.
Un negocio criminal de $2 millones anuales
Durante una comparecencia ante la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, el comandante general de la Policía, Pablo Dávila, reveló cifras impactantes sobre la operación financiera de la banda criminal Los Tiguerones en Nueva Prosperina. Según sus cálculos, al menos 2.000 viviendas en el distrito están obligadas a pagar una extorsión diaria de $2. Esto representa un ingreso de $4.000 al día, equivalente a $120.000 mensuales.
A este monto se le suman los cobros ilegales a comerciantes y conductores de taxis. Estos son obligados a pagar “vacunas” para poder operar con normalidad. Aquellos que se niegan a pagar son víctimas de amenazas, ataques o cierre forzado de sus negocios. Esta dinámica eleva el ingreso mensual de Los Tiguerones a entre $150.000 y $180.000. Así, se genera un ingreso anual aproximado de $2 millones para esta organización criminal.
Disputas internas y el impacto de la extradición de “Comandante Willy”
El control territorial de Nueva Prosperina se ha vuelto aún más violento tras la captura y proceso de extradición desde España de William Joffre Alcívar Bautista, alias “Comandante Willy”, presunto cabecilla de Los Tiguerones. Este hecho ha desatado una guerra interna en la banda. Ahora, se ha fragmentado en facciones como “Fénix” e “Igualitos”, cada una buscando asumir el liderazgo y el control de las rentas criminales.
La lucha por el territorio no solo ha elevado las cifras de asesinatos. Además, ha intensificado otros delitos como secuestros, robos y extorsiones, dejando a los habitantes de Nueva Prosperina en una constante situación de miedo e inseguridad.
Durán, otro foco de violencia estructural
Durán, ubicado al este de Guayaquil, es el segundo cantón más violento del Ecuador. Las autoridades vinculan el aumento de muertes violentas en esta zona con la pugna territorial entre las bandas Chone Killers y Latin Kings. Según el subjefe del distrito, Santiago Gavilanes, los criminales han cambiado sus métodos. Ahora secuestran a sus víctimas antes de asesinarlas en lugares remotos para evitar ser identificados o dejar rastros.
Respuesta policial: operativos en marcha
Frente al aumento de la criminalidad, la Policía Nacional ha intensificado sus esfuerzos mediante operativos especiales denominados “Apolo”, “Tormenta” y “Resurgir”. El objetivo es reducir los delitos en Guayaquil, Durán y Samborondón. El subjefe de la Zona 8, Juan Carlos Soria, afirmó que las intervenciones continuarán con más fuerza. Se busca desarticular las estructuras del crimen organizado y devolver la tranquilidad a las comunidades.
Una economía paralela que oprime a los ciudadanos
Lo revelado por el comandante Dávila pone en evidencia la magnitud del problema que enfrenta Ecuador. Hay una economía criminal que opera de manera sistemática y sostenida. Así, se lucran de la pobreza y del miedo de miles de ciudadanos. Mientras las bandas como Los Tiguerones extorsionan y asesinan impunemente, las autoridades buscan respuestas legislativas y operativas para frenar una violencia que persiste. Lejos de ceder, se sigue profundizando.
Fuente:
El Universo
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