La situación se puede complicar más con el fenómeno de El Niño. La morosidad del microcrédito casi se ha duplicado desde 2021, pero los bancos están solventes.
Según todas las previsiones, recién a finales de 2023 se podrá retornar al tamaño de la economía anterior a la pandemia. En otras palabras, se volverá a los niveles de 2019 que ya eran bajos debido a cinco años previos de crecimiento casi nulo (menos del 0,5% del Producto Interno Bruto en promedio).
La lenta recuperación del país se ve mermada por el aumento de la delincuencia y el esperado golpe del fenómeno de El Niño entre finales de 2023 y mediados de 2024.
Todo este cóctel de circunstancias ha ido reduciendo la capacidad económica de las empresas en el país, sobre todo de las pequeñas y micro.
Esto, a su vez, se refleja en una preocupante subida en la morosidad de la cartera de crédito bancaria.
Por ejemplo, el porcentaje de préstamos impagos en el segmento de microcrédito pasó de 3,8% en diciembre de 2021 a 7% actualmente.
Este porcentaje se acerca peligrosamente al 9,55% que se registró en 2016, cuando el terremoto y la crisis económica provocaron una caída de -1,5% en el PIB.
Por su parte, en el segmento de consumo, la morosidad pasó del 3,1% en diciembre de 2021 al 5,1% en la actualidad.
Carlos Macías, economista e investigador en el sistema financiero, explicó que, si bien la morosidad total de la cartera bancaria se mantiene por debajo del 4%, el comportamiento del microcrédito y el consumo sí demuestra un deterioro de la capacidad de pago, el cual se puede potenciar con eventos catastróficos como el fenómeno de El Niño.
“No estamos en niveles críticos, pero la economía empresarial y familiar está bajo creciente estrés. Esto demuestra por qué la situación financiera y laboral es la principal preocupación de los ecuatorianos”, puntualizó.
Bancos están preparados
A la compleja situación actual se suma que, en el último informe del sistema financiero ecuatoriano, elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el 20% de los préstamos bancarios se han otorgado en zonas propensas al golpe de fenómenos naturales como El Niño.
Esto le puede dar un impulso adicional al porcentaje de préstamos impagos. Desde el sector público se han anunciado planes de pago flexibles y nuevas líneas de crédito.
Desde el sector privado, se reconocen como válidas las advertencias del FMI, pero se asegura que el sistema financiero está sólido y con suficientes reservas para afrontar escenarios de crisis.
Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), dijo que los bancos privados se encuentran preparados debido a que los indicadores como liquidez, solvencia y cobertura tienen “niveles estables, sólidos y adecuados para implementar distintos planes de acción requeridos caso por caso para apoyar a sus clientes”.
Además, Rodríguez recalcó que se continuará entregando crédito a las empresas y familias. Entre enero y agosto de 2023, a pesar de la menor liquidez en la economía y los mayores costos de fondeo, los bancos entregaron 10,4% más en créditos.
“A pesar de las fortalezas del sector, se necesita trabajar temas regulatorios que permitan ser más eficientes en el apoyo a la reactivación y el otorgamiento de crédito: reformar las normas de acceso a información crediticia y tasas de interés para apoyar la inclusión financiera”, aseguró Rodríguez.
En otras palabras, se necesita una reforma urgente para eliminar trabas y revertir el sistema político de establecimiento de techos máximos a las tasas de interés. (JS)
Encaje bancario no es igual a dinero para gasto público
Además de las reformas estructurales, otra forma de ayudar al sistema financiero es no meterle la mano al encaje bancario con el pretexto de aumentar el gasto público.
El encaje bancario es un requisito normativo que tienen los bancos de mantener un porcentaje de los depósitos de sus clientes en las reservas del Banco Central. En otras palabras, el encaje es una especie de ‘colchón’ de ahorro que permite a las instituciones financieras cubrirse de golpes en la economía y responder ante eventuales demandas de dinero de sus clientes.
En las cuentas del Banco Central del Ecuador, actualmente reposan $3.412 millones de entidades bancarias por concepto de encaje.
Ese dinero es de los depositantes, y sirve como blindaje ante crisis, pero podría verse afectado seriamente por los ofrecimientos como los de la candidata presidencial Luisa González de gastarse $2.500 millones de las reservas del Banco Central en salud, educación, seguridad; o del otro candidato finalista, Daniel Noboa, de gastarse $1.500 millones de esas reservas para cubrir el impacto de un fuerte fenómeno de El Niño.
“Hay que dejar claro que el Código Orgánico Monetario y Financiero (Comyf), así como el Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas y la Ley de Defensa de la Dolarización, prohíben el uso de las reservas internacionales para cualquier propósito diferente al respaldo de los depósitos de los depositantes. Tocar estos recursos podría complicar la capacidad de los bancos para otorgar créditos en el futuro y pondría en riesgo la capacidad de responder a las necesidades de los depositantes”, acotó Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de Asobanca.
Plan de contingencia para enfrentar el fenómeno de El Niño
El primer punto está relacionado con el refinanciamiento y reestructuración de deudas. Se dará prioridad a los créditos de consumo y a los microcréditos, cuyos montos oscilen entre $4.000 y $5.000.
El segundo punto es sobre problemas logísticos y garantizar la continuidad del servicio bancario, que todas las sucursales estén activas, incluso si hay cierre de carreteras.
Se ha previsto movilización aérea para que el dinero llegue a todas las agencias bancarias. Se optimizará el uso de canales digitales para las transacciones.
Fuente: Diario La Hora
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