En el sur de Quito, específicamente en el barrio Solanda, los hundimientos se han convertido en un problema alarmante que afecta gravemente la infraestructura urbana y la seguridad de sus habitantes. La calle J, una vía transitada y clave para la movilidad del sector, presenta un socavón que se ha ido profundizando con el tiempo. Esta situación pone en riesgo tanto a transeúntes como a viviendas ubicadas en sus alrededores.
Los hundimientos en el barrio Solanda no solo están deteriorando las calles, sino que también han comenzado a comprometer la integridad de numerosas viviendas. A pesar de que los moradores han alertado insistentemente a las autoridades municipales, las respuestas han sido nulas o insuficientes, lo que ha intensificado la preocupación vecinal.

Grietas, fisuras y lluvias: la combinación perfecta para el desastre
En las intersecciones de las calles J y Lalama, los vecinos reportan la aparición de un hueco que, aunque parece menor a simple vista, en realidad encubre un socavón de gran profundidad. Esta falla geológica ha sido señalada como un posible efecto colateral de la construcción del Metro de Quito, según lo manifestado por Rosario López, residente del sector. Ella relata con angustia cómo las casas continúan hundiéndose sin que exista intervención oficial.
El problema no se limita a lo visible. En el interior de las viviendas afectadas, se observan grietas y fisuras que permiten el ingreso de agua de lluvia, debilitando aún más las estructuras. Algunas familias han optado por apuntalar sus hogares con madera o concreto, en un intento desesperado por evitar colapsos.
Una comunidad que exige atención urgente
Sayda Ponce, otra moradora del barrio, denuncia que no solo su casa está en peligro, sino que varias viviendas también enfrentan daños graves. Esta situación afecta directamente a más de 30 familias, muchas de las cuales están conformadas por personas de la tercera edad, quienes carecen de los recursos físicos y económicos para enfrentar un desastre de esta magnitud.
Los hundimientos en el barrio Solanda no solo reflejan un problema estructural, sino también una profunda indiferencia por parte de las autoridades locales. Ante esta omisión, los vecinos han decidido organizarse para realizar plantones tanto en la ciudadela como frente al Municipio. Iván Avendaño, uno de los organizadores, asegura que esta es la única forma de visibilizar la emergencia que enfrentan.
Jorge Venegas, adulto mayor y afectado directo, lanza un llamado desesperado: “Pedimos a las autoridades que se preocupen de la gente pobre. Nosotros ya no estamos para poder trabajar”.
Una solución que no puede esperar
Los hundimientos en el barrio Solanda representan una crisis urbana que podría desencadenar una tragedia si no se toman medidas inmediatas. La comunidad espera que la Alcaldía y las instituciones pertinentes tomen en cuenta esta situación crítica y actúen con responsabilidad y urgencia. La prevención de una catástrofe está aún en manos de las autoridades.
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