El descubrimiento de 381 cuerpos embalsamados y apilados en un crematorio de Ciudad Juárez, en el estado mexicano de Chihuahua, ha conmocionado al país y encendido las alarmas sobre el manejo de los servicios funerarios. El hallazgo ocurrió en un inmueble ubicado en la localidad de Granjas Polo Gamboa, donde vecinos denunciaron olores fétidos y movimientos sospechosos.
La situación, inicialmente reportada con 60 cadáveres, se tornó más grave tras el avance de las inspecciones por parte de las autoridades sanitarias y judiciales, que confirmaron la existencia de cientos de cuerpos sin incinerar, almacenados en condiciones irregulares y sin refrigeración.
El operativo: denuncias ciudadanas y acción inmediata
El operativo comenzó la noche del jueves, cuando elementos de la policía municipal ingresaron al inmueble tras recibir reportes de la comunidad. En el lugar encontraron una carroza funeraria con cadáveres en su interior y dos habitaciones llenas de cuerpos embalsamados. La escena fue asegurada por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y la Fiscalía General del Estado (FGE), con apoyo de peritos forenses y personal de Coespris (Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios).
Graves violaciones sanitarias y permisos incompletos
Carlos Tarín, titular de Coespris, calificó el manejo de los cuerpos como una violación grave a la normativa sanitaria. Afirmó que los cuerpos no estaban en cámaras refrigeradas ni en condiciones adecuadas de conservación.
“El manejo contraviene todas y cada una de las reglas para la disposición de cadáveres”, aseguró Tarín.
Aunque el crematorio contaba con permisos estatales para operar, carecía de licencia municipal y uso de suelo comercial, lo que pone en duda la supervisión regulatoria sobre este tipo de establecimientos en la región.
Sin indicios de delito, pero con responsabilidades pendientes
El fiscal de la Zona Norte, Carlos Manuel Salas, indicó que, hasta el momento, no hay evidencia de actos criminales. Todos los cuerpos estaban identificados, embalsamados y fallecidos por causas naturales, y su ingreso al crematorio fue documentado. Sin embargo, la acumulación masiva de cadáveres se habría originado por la capacidad limitada del horno crematorio, que no pudo procesarlos a tiempo.
Pese a la ausencia de delitos, una persona ha sido detenida para rendir declaraciones, y se investiga la responsabilidad del dueño del negocio funerario.
Preocupación por posibles redes irregulares
La activista Yadira Cortés, representante de la organización Red Mesa de Mujeres, expresó su alarma ante lo sucedido. Señaló que podría existir una red de prácticas irregulares entre funerarias y crematorios, donde el mal manejo de cuerpos no solo viola normativas sanitarias, sino que también vulnera la dignidad de los fallecidos y sus familias.
Este caso se suma a una situación más amplia de crisis humanitaria en México, donde actualmente se registran más de 127.000 personas desaparecidas y no localizadas, según cifras oficiales.
Contexto nacional: fosas clandestinas y una crisis de identificación
Mientras las autoridades continúan investigando este caso, México enfrenta múltiples casos de hallazgos masivos de restos humanos. Solo en Jalisco, se descubrió recientemente una fosa clandestina con 34 cuerpos y 169 bolsas con restos humanos, lo que evidencia la gravedad de la crisis forense y de identificación en el país.
Un llamado urgente a reforzar la regulación funeraria
El hallazgo en Ciudad Juárez plantea serios cuestionamientos sobre la fiscalización y control de los crematorios y funerarias en México. A pesar de operar con ciertos permisos, la falta de condiciones adecuadas, la sobreacumulación de cuerpos y el descuido en la vigilancia institucional ponen en entredicho el cumplimiento de protocolos sanitarios y éticos.
Las autoridades han prometido sanciones administrativas y una revisión exhaustiva del funcionamiento del crematorio. La sociedad civil y organismos de derechos humanos, por su parte, exigen transparencia, justicia y reformas estructurales para evitar que tragedias de este tipo se repitan.
Fuente: El Heraldo
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