La Plaza de San Pedro en el Vaticano se prepara para uno de los momentos más solemnes y universales de la Iglesia Católica: el anuncio de un nuevo papa. Miles de fieles de todas partes del mundo se congregan frente a la Basílica Vaticana, expectantes ante la aparición de la fumata blanca. Esta es la señal inequívoca de que el cónclave ha elegido al sucesor de San Pedro. Mientras tanto, millones más siguen la transmisión en directo por televisión y plataformas digitales. Están esperando oír las palabras “Habemus Papam”.

Una elección que requiere consenso
El nuevo pontífice debe ser elegido por al menos 89 de los 133 cardenales reunidos en el cónclave. Este proceso es uno de los eventos más cuidadosamente organizados y reverenciados dentro del catolicismo. Cada voto se deposita con solemnidad y secreto. Una vez alcanzado el consenso necesario, se enciende la tradicional fumata blanca desde la chimenea de la Capilla Sixtina. Esto comunica “Habemus Papam”.
El cardenal protodiácono y el anuncio solemne
Tras confirmarse la elección, la tensión se rompe con la aparición del cardenal protodiácono, en esta ocasión Dominique Mamberti. Él saldrá al balcón central de la Basílica de San Pedro para pronunciar las palabras rituales en latín:
“Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!”
(“Os anuncio una gran alegría: ¡Tenemos papa!”).
Este anuncio no es solo un acto informativo, sino un ritual cargado de simbolismo. El uso del latín, lengua oficial de la Iglesia, representa la continuidad de una tradición milenaria que conecta el presente con siglos de historia cristiana. Reafirma solemnemente el “Habemus Papam”.
Fuente:cnnespanol
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