La «guerra entre Israel e Irán» y el frágil equilibrio geopolítico
La reciente guerra entre Israel e Irán, que se prolongó por doce intensos días, ha dejado un saldo devastador: al menos 610 muertos en Irán y 28 fallecidos en Israel. Este conflicto, marcado por ataques de alta intensidad y represalias estratégicas, culminó con un alto el fuego anunciado por el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump. A pesar del cese de hostilidades, muchas preguntas persisten: ¿Quién salió fortalecido? ¿Qué implicaciones tiene este conflicto para el futuro del programa nuclear iraní? ¿Se avecinan transformaciones en el equilibrio de poder en Oriente Medio?

Objetivos militares: el corazón del conflicto nuclear
La guerra entre Israel e Irán comenzó el viernes 13 de junio, cuando Israel lanzó una ofensiva aérea masiva con 200 aviones de combate. El objetivo declarado era neutralizar las capacidades nucleares de Irán, cuyo programa había alcanzado niveles alarmantes de enriquecimiento de uranio (60 %). Las instalaciones clave de Natanz y Fordow, situadas a gran profundidad subterránea, eran blancos cruciales. Sin embargo, Israel carecía del armamento necesario para destruirlas. Fue Estados Unidos, mediante bombarderos B-2, quien ejecutó el ataque con bombas de más de 13 toneladas.
Este acto desencadenó la represalia iraní. Teherán lanzó misiles contra bases militares estadounidenses en Medio Oriente, incluyendo Al Udeid en Qatar. No obstante, la ofensiva fue contenida y anticipada, revelando una táctica más simbólica que destructiva.
Un alto el fuego sin garantías claras
El lunes siguiente, Trump anunció inesperadamente un alto el fuego. Hasta ahora, los detalles del acuerdo son opacos. No se conoce si Irán aceptó frenar su programa nuclear o si Israel cesará los ataques preventivos. La fragilidad del cese de hostilidades genera incertidumbre y presagia una posible reanudación del conflicto.
¿Ganadores o sobrevivientes? Análisis del equilibrio político
Desde una perspectiva estratégica, expertos consultados por El Comercio coinciden en que no hay un vencedor claro en la guerra entre Israel e Irán. Carlos Novoa, periodista especializado en temas de Oriente Medio, advierte que el conflicto puso en evidencia las debilidades estructurales de ambos bandos. Irán se vio obligado a aceptar el alto el fuego ante la posibilidad real de un colapso del régimen teocrático, mientras que Israel demostró vulnerabilidades frente a los misiles de largo alcance iraníes que alcanzaron Tel Aviv, Haifa y Beersheva.
Netanyahu y los costos internos del conflicto
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, enfrenta fuertes presiones políticas. Acusaciones de corrupción, intentos de reformar el sistema judicial y la falta de éxito en la liberación de rehenes tras los ataques de Hamás lo han debilitado. Para Alonso Cárdenas, politólogo peruano, Netanyahu necesita mantener el conflicto para preservar su frágil poder. A pesar de los bombardeos exitosos, su liderazgo está cada vez más cuestionado.
Consecuencias geopolíticas en Oriente Medio
La posible caída del régimen de los ayatolas en Irán podría abrir un nuevo capítulo de inestabilidad regional. Las experiencias pasadas en Siria, Libia e Irak muestran que el colapso de un régimen autoritario no garantiza una transición pacífica ni democrática. Novoa advierte que, de ocurrir, la región podría sumirse en luchas internas entre clanes y milicias.
Aunque Irán ha sido golpeado, su red de milicias aliadas, como Hezbolá, Hamás y los hutíes en Yemen, sigue operativa. Estas agrupaciones, que forman parte del denominado Eje de la Resistencia, aún representan una amenaza activa para Israel, como lo demuestran los recientes ataques contra ciudades israelíes.
El incierto destino del programa nuclear iraní
Tras los bombardeos, Donald Trump aseguró que Irán no tendría jamás un arma nuclear. Sin embargo, tanto Novoa como Cárdenas dudan de la veracidad de estas afirmaciones. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reportó que Irán posee más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60 %. Esto, sumado a la experiencia histórica de regímenes derrocados como el de Saddam Hussein, podría incentivar a Irán a desarrollar el arma nuclear como única garantía de supervivencia.
¿Es posible una nueva negociación nuclear?
Durante el gobierno de Obama, Irán aceptó limitar su programa a cambio del levantamiento de sanciones. Este acuerdo fue roto por Trump, lo que eliminó los incentivos para que Irán continuara cooperando con la comunidad internacional. Aunque Israel no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear, Irán sí lo ha hecho, lo que permite inspecciones del OIEA. Para Cárdenas, retomar la negociación implicaría admitir errores pasados, algo políticamente improbable.
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