Daniel Noboa y Pabel Muñoz: De aliados a rivales en las Fiestas de Quito
De la serenata al desencuentro
El presidente de la República, Daniel Noboa, y el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, iniciaron sus mandatos compartiendo escenarios y mensajes de unidad. Durante las Fiestas de Quito en 2023, ambos bailaron juntos en la tradicional serenata quiteña, un acto cargado de simbolismo político. Sin embargo, un año después, la relación ha cambiado drásticamente, transformándose en un enfrentamiento que marca las festividades de 2024. Esta evidente animadversión es el resultado de tensiones acumuladas en un contexto de rivalidad política.
El peso del simbolismo político
Desde 1996, cuando Jamil Mahuad reflexionaba sobre la cercanía física y política entre el presidente y el alcalde de Quito, la serenata quiteña simbolizaba la cooperación entre ambos poderes. Pero, como ocurrió con Abdalá Bucaram y Mahuad, la relación puede convertirse en un enfrentamiento irreconciliable. En el caso de Noboa y Muñoz, el distanciamiento comenzó tras un año que inició con promesas de colaboración, pero terminó con cada líder gritando “¡Viva Quito!” desde posiciones opuestas.
El quiebre político
El 6 de abril de 2024 marcó un punto de inflexión. Luisa González, líder del correísmo, declaró una oposición frontal al gobierno de Noboa tras la detención de Jorge Glas. Durante este evento, aunque Pabel Muñoz no habló, su presencia junto a González dejó clara su alineación política. Desde ese momento, la relación entre el Municipio y el Ejecutivo se deterioró rápidamente.
En septiembre, durante la crisis de incendios forestales en Quito, la incomodidad de Noboa hacia Muñoz se evidenció. Aunque las declaraciones públicas unificaron el mensaje de que “Quito está bajo ataque”, los gestos entre ambos líderes reflejaron la creciente tensión.
La ruptura definitiva
La disputa se intensificó en octubre con los racionamientos de agua anunciados por el Municipio. La respuesta del Gobierno Nacional, al ordenar una fiscalización de los embalses, fue percibida por Muñoz como una acusación directa. La confrontación llegó a un punto crítico en noviembre, cuando el Municipio decidió no organizar la serenata quiteña, evitando así un nuevo encuentro incómodo. En respuesta, la Presidencia anunció que sí realizará la serenata, dejando claro que Noboa “zapateará solo”.
Vecinos en conflicto
La Plaza Grande, que representa la cercanía física entre Carondelet y el Municipio, ahora refleja un abismo político. Como ocurrió en 1996, el señor del balcón de enfrente se ha convertido en un enemigo. Este enfrentamiento, simbólico y real, marca las Fiestas de Quito, transformando lo que antes era un acto de unidad en una representación del antagonismo político actual.
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