El 14 de mayo de 2025, una fábrica de embutidos ubicada en la ciudad de Cuenca, provincia del Azuay, fue clausurada tras una inspección de la Agencia de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). El operativo fue ejecutado luego de una denuncia ciudadana que alertaba sobre las malas condiciones higiénicas del lugar. Lo que encontraron los técnicos fue alarmante. Había productos contaminados, suciedad extrema y equipos deteriorados que ponían en riesgo la salud de los consumidores.

Productos con hongos y espacios antihigiénicos
Durante la inspección, Arcsa evidenció una serie de condiciones sanitarias inaceptables. En el lugar se encontraron salchichas y pollos ahumados listos para el consumo, cubiertos de moho. Además, los pisos estaban sucios y presentaban baldosas rotas, lo que facilitaba la acumulación de bacterias. Por lo que, la maquinaria utilizada para el procesamiento de alimentos estaba oxidada y era inadecuada para su uso, incumpliendo con los estándares mínimos de salubridad.
Contaminación cruzada y riesgo para la salud pública
Uno de los hallazgos más preocupantes fue la presencia de contaminación cruzada. Los técnicos constataron que en la planta se almacenaban, sin ningún tipo de separación adecuada, tanto la materia prima como los productos terminados. Esta práctica, prohibida por las normas de higiene alimentaria, representa un grave peligro para la salud de los consumidores. Facilita la proliferación de microorganismos patógenos y eleva el riesgo de intoxicaciones.
Clausura inmediata y medidas correctivas
Ante estas irregularidades, la Arcsa procedió a la clausura inmediata del establecimiento. Por lo que, la medida permanecerá vigente hasta que los propietarios implementen acciones correctivas urgentes que garanticen la inocuidad de los alimentos procesados. La agencia no reveló el nombre de la fábrica clausurada. Se amparó en el principio de presunción de inocencia consagrado en el numeral 2 del artículo 76 de la Constitución ecuatoriana.
Normativas y estándares que deben cumplirse
Arcsa recordó que todas las plantas procesadoras de alimentos están obligadas a mantener procesos adecuados de producción y almacenamiento que aseguren la calidad de los productos. Es responsabilidad de los fabricantes garantizar espacios higiénicos. Por lo tanto, deben tener maquinaria en buen estado y prácticas que eviten la contaminación de los alimentos durante su elaboración y conservación.
Un llamado a la vigilancia ciudadana
Este caso pone en evidencia la importancia de la vigilancia ciudadana y de las autoridades sanitarias. La denuncia que permitió esta intervención evitó que productos potencialmente peligrosos lleguen al consumo humano. Asimismo, refuerza la necesidad de que todos los establecimientos que manipulan alimentos sean monitoreados regularmente para prevenir riesgos a la salud pública.
Fuente: Primicias.ec
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