La situación en Ecuador se agrava. Este 24 de abril, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos decidió ampliar por 60 días la declaratoria de emergencia nacional. Antes eran ocho provincias; ahora son doce. La inclusión de Pichincha, Bolívar, Cotopaxi y Chimborazo revela que el impacto climático sigue creciendo.
Hasta el momento, el país registra 44 fallecidos, 51 000 damnificados y más de 172 000 personas afectadas. La emergencia no solo afecta hogares, sino también infraestructura vital para la conectividad y la educación.
Daños estructurales y sociales en cifras alarmantes
En términos materiales, el balance es grave. Se han reportado 708 viviendas destruidas y más de 56 000 con daños leves. Además, 20 puentes han colapsado y 55 presentan afectaciones. Un total de 128 instituciones educativas también han sido impactadas.
Los deslizamientos y las inundaciones representan casi el 80 % de los eventos peligrosos registrados. Estas emergencias están asociadas principalmente al desborde de ríos y lluvias torrenciales.

Autoridades activan mecanismos de respuesta ante la emergencia nacional
Ante el aumento de afectados, las autoridades han priorizado la coordinación interinstitucional. El objetivo es optimizar recursos y acelerar el apoyo en campo. Quito, por ejemplo, vivió una granizada inusual que puso a prueba la capacidad de respuesta local.
La emergencia nacional requiere un enfoque ágil. El gobierno se ha comprometido a reforzar la asistencia humanitaria y técnica en las zonas más golpeadas.
Regiones costeras lideran el número de damnificados
Entre las provincias más afectadas están Manabí, con más de 90 000 personas afectadas; Los Ríos, con 43 000; y Guayas, con 38 000. La acumulación de lluvias ha inundado comunidades enteras, dejando a miles sin hogar ni acceso a servicios básicos.
Estas regiones enfrentan una realidad crítica que exige atención urgente, no solo en asistencia, sino también en reconstrucción y prevención futura.
Pronóstico no es alentador en medio de emergencia nacional
El Inamhi prevé que las lluvias continúen, especialmente en la región Litoral y Amazonía. Se esperan tormentas eléctricas y ráfagas de viento que podrían empeorar la ya delicada situación. Esto hace que la emergencia nacional siga siendo una prioridad para el país.
Mientras tanto, miles de familias esperan ayuda inmediata, al tiempo que intentan reconstruir sus vidas entre escombros y barro.
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