NVIDIA relocaliza producción de supercomputadoras de IA en EE.UU. y la Casa Blanca celebra el “efecto Trump”
Por primera vez en su historia, NVIDIA ha decidido fabricar íntegramente sus supercomputadoras de inteligencia artificial dentro de Estados Unidos. Esta decisión estratégica representa un punto de inflexión en la cadena global de suministro de semiconductores y refuerza la intención de posicionar a EE.UU. como líder indiscutible del desarrollo tecnológico del futuro. Desde la Casa Blanca, esta medida ha sido celebrada abiertamente como parte del llamado “efecto Trump”.

Expansión industrial sin precedentes
La compañía ya ha solicitado más de un millón de pies cuadrados de espacio industrial en Arizona y Texas. Allí, se construirán y probarán los nuevos chips Blackwell, esenciales para alimentar la próxima generación de supercomputadoras de IA. La fabricación nacional, según el fundador de NVIDIA, permitirá satisfacer con mayor eficiencia la creciente demanda global y ofrecer una cadena de suministro más resiliente. Esta transformación se interpreta en Washington como una clara manifestación del “efecto Trump”.
Producción distribuida, impacto global
TSMC ha iniciado la producción de chips Blackwell en Phoenix, mientras que Foxconn y Wistron construirán las supercomputadoras en Houston y Dallas. Ambas líneas operativas alcanzarán la producción en masa en 12 a 15 meses. Además, para tareas de prueba y empaquetado, se han asociado con las firmas taiwanesas SPIL y Amkor, que ya cuentan con operaciones en suelo estadounidense. Este despliegue industrial fortalece la visión de una cadena de suministro diversificada, segura y nacionalizada. El proyecto se presenta como un caso paradigmático del “efecto Trump” en acción.
Política industrial y estrategia arancelaria
El anuncio ocurre mientras la administración Trump impulsa políticas de reindustrialización y repatriación de tecnología avanzada. Desde la Casa Blanca, se subraya que el presidente ha priorizado la producción nacional de chips, generando “billones de dólares en nuevas inversiones” en el sector tecnológico. La narrativa oficial sitúa estos logros bajo el paraguas del “efecto Trump”, una expresión cada vez más empleada para describir el impacto de su estrategia económica.
Aranceles y relocalización acelerada
A esto se suman los recientes aranceles impuestos a productos de países como Taiwán y China, donde NVIDIA solía concentrar gran parte de su producción. Aunque algunos componentes, como chips y dispositivos electrónicos, han recibido exenciones temporales, se anticipa la entrada en vigor de nuevos aranceles específicos. Este entorno regulatorio ha impulsado a muchas empresas —NVIDIA incluida— a acelerar su relocalización. El “efecto Trump”, según funcionarios estadounidenses, no solo se refleja en discursos, sino ya en decisiones industriales concretas.
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