Los incendios forestales en Ecuador no dan tregua, según informes recientes de la Secretaría de Gestión de Riesgos, que ha notificado 12 emergencias activas en diversas provincias de la Sierra ecuatoriana hasta el mediodía del 4 de septiembre de 2024. Estos eventos han devastado más de 10.980 hectáreas, generando una crisis ambiental sin precedentes en la región.
Incendios forestales en Quilanga: una catástrofe en expansión
El incendio más devastador hasta la fecha ha ocurrido en Quilanga, donde la Secretaría de Riesgos reporta que 7.600 hectáreas se han consumido por las llamas. Sin embargo, el alcalde de Quilanga, Juan Carlos Santín, contradice esta cifra oficial, asegurando que el área perjudicada supera las 10.000 hectáreas. Esta discrepancia en las cifras refleja la magnitud del desastre que está afectando a la provincia de Loja.
La Fuerza Aérea Peruana ha intervenido en la lucha contra este incendio, utilizando sistemas avanzados como el Bambi Bucket y Guardian. Durante 33 horas de vuelo, han realizado 83 descargas, lanzando un total de 249.000 litros de agua sobre las zonas afectadas. A pesar de estos esfuerzos, el fuego continúa activo, dejando una estela de destrucción.
Incendios forestales en otras provincias
Además del desastre en Quilanga, otros incendios forestales han arrasado con la vegetación en distintas regiones del país. En la provincia de Azuay, por ejemplo, el sector de Nabón enfrenta un nuevo incendio, mientras que en el sector de Santa Rosa, 522 hectáreas ya han sido destruidas. En Pichincha, los incendios en El Quinche, Puengasí, y Pifo han sido controlados, pero no sin antes causar un daño considerable.
Situación actual y desafíos futuros
Hasta el 4 de septiembre, se reportan 12 incendios forestales activos en todo Ecuador. Entre las zonas más afectadas están el Caserío Chaupi en Cotopaxi, el sector de Los Ilinizas en Pichincha, y el sector Cerro El Púlpito en Sigchos, Cotopaxi, donde se han quemado 430 hectáreas.
El desafío de controlar estos incendios forestales en Ecuador es inmenso, especialmente considerando la vasta extensión de áreas afectadas. Las cifras oficiales y los informes contradictorios subrayan la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva para evitar que la situación se agrave aún más. Los esfuerzos continúan, pero el daño ya es significativo, y la amenaza sigue latente.
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