Hasta el 22 de junio de 2025, el Gobierno de Ecuador, presidido por Daniel Noboa, no emitió ningún pronunciamiento oficial respecto a la guerra entre Irán e Israel. Este conflicto ya suma nueve días de enfrentamientos. Este silencio ha sorprendido a muchos, considerando los estrechos vínculos del país sudamericano con Israel y su posición geopolítica cercana a Occidente.

En un momento donde la amenaza del cierre del estrecho de Ormuz —por donde circula hasta un 30% del petróleo mundial— podría generar efectos devastadores en la economía global, Ecuador ha optado por la cautela. Está priorizando el equilibrio diplomático y los intereses económicos internos.
Antecedentes que muestran afinidad con Israel
Pese a su actual silencio, el gobierno ecuatoriano ha mostrado previamente una clara inclinación hacia Israel. Mayo de 2025, durante una visita oficial a Jerusalén, el presidente Noboa se reunió con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Esa cita, consolidaron la cooperación bilateral en temas de seguridad y tecnología. En esa ocasión, Noboa declaró que ambos países comparten “los mismos enemigos”.
Además, en abril de 2025, Ecuador incluyó oficialmente a los Hermanos Musulmanes en su lista de grupos terroristas. Esta decisión se alinea con la política exterior israelí. Estas acciones confirmaron una postura pro-occidental y pro-israelí del gobierno, aunque sin comprometer declaraciones explícitas durante el actual conflicto.
Un equilibrio entre pragmatismo y diplomacia
La politóloga Andrea Endara, de la Universidad Casa Grande, destaca que esta aparente contradicción se explica por el pragmatismo geopolítico de Noboa. Aunque ha mostrado simpatía por Israel, el mandatario también busca apoyos diversos. Esto es crucial para enfrentar la grave crisis de seguridad interna, que registró 1.300 homicidios en los primeros 50 días de 2025.
Ese pragmatismo se evidenció durante su visita a China en marzo de 2025, una potencia aliada de Irán. Tanto China como Rusia han abogado por la desescalada del conflicto. Un pronunciamiento precipitado por parte de Ecuador podría poner en riesgo relaciones estratégicas con estas naciones.
Riesgo económicos de una postura definida
Más allá del plano diplomático, el conflicto representa un riesgo económico directo para Ecuador. El posible cierre del estrecho de Ormuz podría disparar los precios internacionales del petróleo. Aunque Ecuador podría beneficiarse por el incremento del precio del crudo —que ya se encuentra en 80 dólares por barril—, también enfrenta un alto grado de dependencia en importaciones de gas y derivados.
En un país donde el 28% de la población vive en situación de pobreza, según el INEC, una escalada de los precios energéticos se traduciría en mayores costos para la ciudadanía y la industria. Esto justifica la necesidad de mantener una postura cuidadosa.
¿Qué hará Ecuador?
Ante este complejo escenario, la experta Endara sugiere que Ecuador mantenga su silencio diplomático hasta que haya mayor claridad sobre la evolución del conflicto. Si bien la Cancillería ecuatoriana, liderada por Gabriela Sommerfeld, prioriza las relaciones con Estados Unidos e Israel, también ha mostrado interés en diversificar vínculos con otras potencias. Esto busca garantizar la estabilidad económica nacional.
Por ahora, Ecuador permanece en una posición expectante, que podría modificarse con un comunicado oficial en los próximos días. Esto dependerá de cómo avance el escenario global. Hasta entonces, la pregunta sobre de qué lado está Ecuador en este conflicto seguirá generando debate, incertidumbre y atención internacional.
Fuente: eldiario.ec
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