El presidente de Ecuador, Daniel Noboa frente a la Corte Constitucional y la Conaie, vivió una semana política de gran tensión y exposición pública. Entre el 22 y el 26 de septiembre, el mandatario enfrentó dos desafíos clave: la validación de su propuesta de Asamblea Constituyente y el paro convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
Daniel Noboa frente a la Corte Constitucional: la Constituyente
El 24 de septiembre, la Corte Constitucional resolvió a favor del presidente, al declarar válidos los ajustes a su decreto y autorizar la consulta sobre la Asamblea Constituyente. Esta decisión desactivó, al menos parcialmente, las acusaciones de autoritarismo y le otorgó a Noboa una victoria política significativa.
Con ello, el mandatario logró quitar a los opositores uno de sus principales argumentos: que su propuesta violentaba la Constitución. Este respaldo judicial refuerza su plan de desmontar la Constitución de Montecristi y dejar atrás el correísmo. Sin embargo, los jueces también declararon inconstitucionales otras dos leyes impulsadas por el Ejecutivo, lo que mantiene abierto un pulso institucional.

Daniel Noboa frente a la Conaie: el paro indígena
En paralelo, Daniel Noboa frente a la Conaie mostró un estilo inusual en el manejo de las protestas. En lugar de mantenerse distante, acudió a Cotopaxi e Imbabura con discursos y operativos militares. Esta estrategia desconcertó a los dirigentes indígenas, quienes además enfrentan divisiones internas que debilitan su capacidad de convocatoria.
Las movilizaciones, iniciadas por la eliminación del subsidio al diésel, no lograron gran respaldo ciudadano. Incluso comerciantes y comunidades rechazaron a los manifestantes, especialmente tras los hechos violentos en Otavalo e Ibarra. Este escenario debilitó la imagen del paro y redujo la presión contra el Gobierno.
Un dilema político en curso
Aunque los resultados parciales sugieren avances para el Ejecutivo, Daniel Noboa frente a la Corte Constitucional y la Conaie aún enfrenta riesgos. La paralización en Imbabura genera desgaste económico y social, y el desafío será resolver la crisis sin cerrar definitivamente el diálogo con los pueblos indígenas. Noboa declaró que su administración resistirá el tiempo que sea necesario, reafirmando su voluntad de sostener la confrontación si es inevitable.
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