El cónclave más internacional comenzará el 7 de mayo con 133 cardenales electores y una edad media de 72 años.
Por primera vez en la historia de la Iglesia Católica, el cónclave reunirá a representantes de 71 países distintos. La elección del nuevo papa tendrá lugar el próximo 7 de mayo en la Capilla Sixtina, en un proceso que ya es considerado el más internacional y diverso desde el restablecimiento del colegio cardenalicio moderno.
Este cónclave estará compuesto por 133 cardenales con derecho a voto, de un total de 135 posibles. Dos no podrán asistir por problemas de salud, entre ellos el español Antonio Cañizares. El encuentro no solo destaca por su composición geográfica sin precedentes, sino también por el hecho de que casi el 80% de los electores fueron nombrados por el papa Francisco. Este dato subraya la profunda influencia del pontífice argentino en el perfil del futuro líder de la Iglesia.
La huella del papa Francisco marca este cónclave internacional
Francisco ha definido la composición actual del colegio cardenalicio. De los 133 electores, 108 fueron designados por él, lo que representa cerca del 80% del total. Solo cinco fueron nombrados por Juan Pablo II, mientras que Benedicto XVI designó a 22.
Además, este será un cónclave intergeneracional. Participarán 15 cardenales menores de 60 años. El más joven es Mikola Bychok, de 45 años, nacido en Ucrania y actualmente en Australia. En contraste, el cardenal Carlos Osoro Sierra, de 79 años, será el mayor entre los electores, y cumplirá 80 poco después del inicio del cónclave.
Esta mezcla de edades añade una dimensión generacional al proceso, donde jóvenes y veteranos debatirán sobre el futuro de la Iglesia en un contexto global cada vez más complejo.
Representación global: Europa sigue liderando en número de cardenales
Aunque el proceso destaca por su diversidad, Europa continúa siendo el continente con mayor número de cardenales: 53. Le siguen América con 37, Asia con 23, África con 18 y Oceanía con 4. Italia, con 17 representantes, mantiene el liderazgo numérico, aunque por primera vez pierde su tradicional peso dominante.
La inclusión de países con escasa tradición cardenalicia, como Papúa Nueva Guinea, Cabo Verde y Timor Oriental, refuerza la idea de una Iglesia más abierta. También será la primera vez que Haití, Paraguay, Suecia, Serbia y Malasia tengan representación en un cónclave.
Este enfoque diverso responde al deseo del papa Francisco de descentralizar el poder eclesiástico, llevando la voz del sur global al centro de la toma de decisiones.
América Latina tendrá una participación clave en el cónclave
En América del Sur, Brasil lidera con siete electores. Argentina también tiene ocho cardenales, pero solo cuatro participarán como votantes. Además, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay estarán representados por un cardenal cada uno.
La región centroamericana y caribeña también tendrá presencia. Cuba, Guatemala, Haití y Nicaragua enviarán un elector cada uno. Esta participación resalta el papel de América Latina en la configuración de la Iglesia del futuro.
Aunque el número de cardenales latinoamericanos es menor al europeo, su influencia doctrinal y pastoral ha crecido en la última década, gracias al impulso dado por Francisco.
Cambios recientes y nombramientos estratégicos antes del cónclave
En diciembre de 2024, el papa nombró a 21 nuevos cardenales. De ellos, 20 participarán en este cónclave. Entre los más destacados se encuentran cinco italianos, el primer cardenal de Serbia, un inglés y el lituano Rolandas Makrickas, arcipreste de la basílica de Santa María la Mayor.
Dos cardenales han podido mantener su derecho a voto gracias a correcciones en sus fechas de nacimiento. Se trata de Philippe Ouédraogo (Burkina Faso) y John Njue (Kenia), quienes presentaron documentación que prueba que aún no cumplen 80 años. Estas correcciones reflejan la realidad de países con registros civiles poco precisos, donde la edad no siempre fue documentada al momento del nacimiento.
El cónclave de mayo promete ser un evento histórico, no solo por la elección del nuevo pontífice, sino por la configuración global que lo rodea. La pluralidad geográfica, generacional y cultural marcará un antes y un después en la forma en que la Iglesia Católica define su liderazgo.
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