Coca Codo Sinclair, con una potencia de 1.500 megavatios, es la mayor hidroeléctrica de Ecuador. Inaugurada en diciembre de 2016 durante el gobierno del entonces presidente Rafael Correa, esta planta está ubicada entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos. La mayor parte del financiamiento para esta obra provino de un crédito concedido por China, que condicionó la construcción a una empresa estatal de su país: Sinohydro.
El entonces vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, afirmó durante la inauguración que “de aquí saldrá la energía para dar el salto al desarrollo”. Sin embargo, en la actualidad, Glas está preso por casos de corrupción (Sobornos y Odebrecht). Aunque esta hidroeléctrica podría cubrir el 25% de la demanda de electricidad de Ecuador, hasta ahora no ha funcionado completamente bien debido a fallas en su construcción y riesgos naturales que amenazan con dejarla fuera de servicio permanentemente. Todo esto ocurre en medio de la peor crisis eléctrica que ha vivido el país en los últimos 14 años.
Sedimentos aguas arriba
El primer riesgo que enfrenta Coca Codo Sinclair son los sedimentos que arrastra el río Coca, que han provocado salidas temporales de operación de la hidroeléctrica, causando cortes nacionales de luz. Estos sedimentos, compuestos de arcillas, limos, arenas, lodo, piedras y troncos de árboles, han llevado a paralizaciones de más de ocho horas en un solo día e incluso han ocurrido hasta dos veces en una sola jornada. En 2019 hubo 12 salidas de operación, en 2023 fueron 29 y entre enero y el 20 de junio de 2024, suman 19.
Estos problemas se deben a fallas en el desarenador de Coca Codo Sinclair, construido por Sinohydro. El desarenador, ubicado en la bocatoma de la hidroeléctrica, se colapsa con frecuencia, permitiendo que los sedimentos pasen a las turbinas, generando un desgaste en estos equipos. Las posibles fallas de construcción son parte de los reclamos presentados en un arbitraje por la Corporación Eléctrica de Ecuador (Celec) contra Sinohydro.
Erosión del río Coca
El segundo riesgo está aguas abajo de las obras de captación de Coca Codo Sinclair. La erosión regresiva, un fenómeno que comenzó en febrero de 2020 con el colapso de la Cascada de San Rafael, avanza río arriba, acercándose peligrosamente a las obras de captación. Estas obras, que desvían el agua del río hacia un túnel que conduce a la hidroeléctrica, podrían ser destruidas si la erosión alcanza el lecho en esta zona. Un estudio del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos de 2023 advierte que la erosión podría llegar a las obras de captación en dos a cinco años, o incluso en un plazo menor.
Fallas de construcción
El tercer riesgo son las fallas de construcción que impiden que Coca Codo Sinclair opere al 100% de su capacidad. Uno de los principales problemas son las miles de fisuras encontradas en los distribuidores de agua en la casa de máquinas de la hidroeléctrica. Estos distribuidores conducen el agua a las turbinas con una presión de aproximadamente 600 metros para generar electricidad. Hasta abril de 2018, la Contraloría determinó la existencia de más de 7.600 fisuras en los distribuidores. Estas fisuras y otras fallas, que fueron soldadas en el pasado, han vuelto a aparecer, poniendo en riesgo la casa de máquinas, cuya construcción tuvo un costo de USD 1.011 millones. Este es otro de los reclamos presentados por Celec en el arbitraje internacional contra Sinohydro.
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