Quito, julio 2025 .- Julio es el mes del autocuidado y cada 24 de julio se celebra su Día Mundial, una fecha que cobra especial importancia en un momento en que los sistemas de salud, sobre todo en América Latina, están bajo una creciente presión debido al aumento de enfermedades crónicas no transmisibles.
En este contexto, el autocuidado —que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como la capacidad de las personas, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades y gestionarlas con o sin ayuda profesional— se establece como una herramienta fundamental para fortalecer la salud pública y asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario.
De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables del 71% de las muertes en todo el mundo. En las Américas, causan 5,5 millones de muertes cada año, de las cuales 2,2 millones ocurren antes de los 70 años. Enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas tienen algo en común: son altamente prevenibles a través de hábitos de vida saludables.
Una solución preventiva y sostenible
El autocuidado, entendido como la toma de decisiones conscientes para mantener la salud física y mental, tiene el potencial de reducir significativamente la carga de enfermedades que se pueden evitar.
Según la Federación Global de Autocuidado, esta práctica podría generar un ahorro global de hasta 119 mil millones de dólares anuales en los sistemas de salud. En América Latina, esto podría traducirse en una reducción de hasta 7.200 millones de dólares al año en costos médicos.
Más allá del impacto económico, el autocuidado promueve una ciudadanía más informada, activa y responsable en la gestión de su bienestar, puesto que, fomenta la prevención primaria a través de una alimentación equilibrada, la actividad física regular, control de peso, manejo del estrés y chequeos médicos periódicos. Estas acciones ayudan a reducir la incidencia de enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión y los problemas cardiovasculares, que actualmente son las principales causas de muerte en países como Ecuador.
Ecuador: el reto de cambiar hábitos
En el país, según datos del Ministerio de Salud Pública, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, representando el 24% del total de defunciones. La diabetes afecta al 5,53% de la población, y la mayoría de los casos son prevenibles. Sin embargo, solo el 35% de los ecuatorianos se ejercita de manera regular, y más del 60% consume dietas altas en azúcares y grasas saturadas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades metabólicas y crónicas.
Un dato impactante, proporcionado por la OMS, señala que hasta el 80% de las enfermedades crónicas podrían evitarse adoptando estilos de vida saludables centrados en el autocuidado. Esta cifra no solo representa un desafío, sino también una gran oportunidad: empoderar a las personas a través de la educación en salud, el uso responsable de medicamentos y diagnósticos, y el acceso a herramientas digitales que faciliten una gestión autónoma y efectiva de su bienestar.
Un llamado a la acción desde la salud pública
Reconocer el autocuidado como un pilar del sistema de salud implica también redirigir los esfuerzos hacia la prevención y la corresponsabilidad. Fomentar esta práctica ayuda a descongestionar los servicios médicos, liberar recursos para atender casos complejos y generar un impacto positivo en la productividad nacional.
Durante julio, instituciones, profesionales de la salud y organizaciones como la Industria Farmacéutica de Investigación e Innovación (IFI) impulsan el autocuidado como un aliado clave para el futuro de la salud pública. Promover el autocuidado es avanzar hacia un sistema más sostenible, eficiente y centrado en las personas.
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