Cuando Agustín regresó de la muerte (como lo manifestó más de una vez), luego de pelear una batalla junto al personal médico donde vencieron al COVID; es recordar como si fuera ayer, la foto con el pulgar arriba, que significaba esperanza. Él se convirtió en ese rostro agradecido de tener una segunda oportunidad para vivir, todo el Ecuador vivió aquel momento, era una gran noticia en medio de tantas lágrimas.
Aquella victoria vino con secuelas, también recuerdo sin esfuerzo aquella foto que colgó con su madre caminando en la playa, donde manifestaba lo siguiente; “quien diría que yo sería el primero en usar bastón…” un hombre que lloraba de felicidad al ver tantas muestras de cariño de las personas, un ser que se quebraba mientras hablaba de la pandemia, un humano más.
Ese mismo sujeto, era alguien entregado en cuerpo y Alma (como se llama su hija) a su familia, una niña de 8 años aproximadamente, un bebé de 6 meses y una esposa de la cual siempre se mostraba orgulloso y enamorado.
Aquel alcalde de Manta era un servidor en todo el sentido de la palabra, de su ciudad; no en vano gozaba de una gran popularidad que lo respaldó electoralmente para un segundo mandato; mientras asistía a un evento deportivo, fue asesinado con 6 disparos, y cómo si no bastara fallece como víctima colateral Ariana Chancay.
¿Cómo se le explica a Alma que su papá no volverá? La imagen paterna para el pequeño Agustín será un recuerdo. ¿Cómo se levantará Rosita su esposa el día de mañana? Su madre tendrá que asistir al sepulcro de su hijo. Esto forma parte de la vida cotidiana del país. ¿Porqué al resto de ecuatorianos nos duele su muerte? Porque Agustín era de los buenos, porque representó luz en medio de la oscuridad del 2020.
Cuando me enteré de esta terrible noticia, la función asociativa de mi cerebro recordó el asesinato de Luis Carlos Galán candidato presidencial de Colombia asesinado por órdenes de Pablo Escobar, también gozaba de popularidad, no pactó con El Cartel de Medellín, y recibió 5 disparos, sí ahora es Ecuador quien, a falta de Escobar, tiene varios jefes de bandas criminales.
Como aves de rapiña, todos los simpatizantes del correismo extendieron su pésame e indicaron que están cansados de tanta delincuencia, fácil decirlo desde el otro lado del río, ellos cuentan con una inmunidad gestionada en esta última década. La repugnancia y la falta de decoro de esta gente no conocen límites.
Espero que los militares capturen a los delincuentes, y no muestren misericordia alguna. No estamos para derechos humanos, tampoco tenemos un sistema judicial competente. Estamos desechos y a la deriva.
Fuente: La Nación
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