La transición energética de Ecuador enfrenta múltiples retos estructurales que requieren respuestas integrales, sostenidas y técnicamente fundamentadas. La crisis eléctrica de los últimos años ha evidenciado la urgencia de transformar la matriz energética hacia un modelo resiliente, eficiente y diversificado. Este proceso no solo implica inversiones y modernización tecnológica, sino también una profunda revisión del modelo de planificación y gestión del sistema eléctrico nacional.

1. Modernización de la red y eficiencia operativa
La modernización de la red eléctrica es esencial para fortalecer la transición energética de Ecuador. La adopción de redes inteligentes permitiría optimizar el flujo de energía, reducir pérdidas y mejorar la respuesta ante eventos imprevistos. Asimismo, incorporar tecnologías avanzadas y formación continua del personal técnico es indispensable para operar sistemas complejos y dinámicos.
Además, aplicar programas de eficiencia energética en sectores clave —como el industrial y residencial— reduciría la presión sobre el sistema. El desarrollo de una normativa robusta que promueva la innovación tecnológica y facilite el acceso a financiamiento resulta imprescindible para viabilizar la transformación del sistema eléctrico.
2. Ampliación de energías renovables
Otro eje clave en la transición energética de Ecuador es la diversificación de fuentes renovables. Aunque la hidroelectricidad ha sido la base histórica, su vulnerabilidad ante fenómenos climáticos obliga a acelerar la incorporación de energía solar, eólica y geotérmica.
Aprovechar el potencial solar del país, especialmente en zonas como Manabí, Loja y Santa Elena, así como fomentar proyectos geotérmicos en regiones volcánicas, como Chachimbiro, permitiría establecer una base energética más estable y sostenible. También, implementar soluciones de almacenamiento energético y promover microrredes fortalecería la autonomía energética en zonas rurales.
3. Reducción de pérdidas en transmisión y distribución
Las pérdidas técnicas y no técnicas siguen siendo un obstáculo significativo en la transición energética de Ecuador. Para reducirlas, se requiere la modernización de infraestructuras obsoletas y la implementación de sistemas de monitoreo en tiempo real. Asimismo, combatir el hurto de energía y regularizar asentamientos informales contribuiría a mejorar la eficiencia del sistema.
4. Acceso equitativo a la energía
A pesar de una cobertura eléctrica del 98%, comunidades rurales y aisladas aún dependen de fuentes contaminantes como generadores diésel. La transición energética de Ecuador debe garantizar el acceso equitativo a energía limpia y segura. Esto implica llevar proyectos solares y eólicos a zonas como la Amazonía, capacitando a sus habitantes para garantizar la sostenibilidad tecnológica a largo plazo.
5. Resiliencia ante desastres naturales
El Ecuador es altamente vulnerable a eventos naturales como sismos, deslizamientos o inundaciones. Por lo tanto, es vital integrar políticas de gestión de riesgos en la infraestructura energética. Invertir en resiliencia permitirá que la transición energética de Ecuador avance sin interrupciones significativas ante catástrofes naturales.
6. Cambio cultural en el consumo energético
Por último, la dimensión cultural no puede ser ignorada. La transición energética de Ecuador también requiere un cambio en la forma de consumir energía. A través de campañas de concienciación, incentivos para el uso de electrodomésticos eficientes, y normas que promuevan construcciones sostenibles, se puede fomentar un consumo más racional y responsable.
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