Me parece que insistir en que haya elecciones a todas luces amañadas y con candidatos, constitución y leyes inadecuados es una irresponsabilidad que raya en traición a nuestras familias, dejándoles un futuro cierto de sumisión e indignidad.
Todos, menos los políticos y quienes los aúpan, hablamos de la necesidad urgente de una dictadura transitoria civil-militar como única posibilidad de recuperar el país de las mafias políticas, de los carteles de la droga y del crimen organizado.
Tarde estamos.
Eso debe cambiar, hay que evitar las elecciones en las que nos obligan a votar en plancha y a que sea el CNE quien decida quién triunfa.
No tengo más respuestas que apresurar contactos con elementos uniformados que conscientes de lo que pasa con su patria, acuerden conjuntamente con un civil, devolverle su libertad reprimiendo sin contemplación a tanta mafia.
Hablo de que nuestra inacción es traición a nuestra familia porque una patria que no protege a mi familia, que la tiene en completa indefensión, que le resta derechos y le depara servilismo, es una patria que merece nuestro desprecio y a la que, al precio que sea, hay que cambiar por otra patria, la que tuvimos y que la clase política ha destruido y de la que espera seguir medrando por nuestra estupidez de seguir apoyándola.
Fuente: La nación
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