La vacunación contra tosferina y fiebre amarilla en Ecuador alcanzó 94 410 dosis entre el 19 y 25 de mayo, según el Ministerio de Salud Pública (MSP). Este avance responde a la creciente preocupación epidemiológica, de modo que el país refuerza su Política Nacional de Salud. Además, brigadas móviles recorren escuelas y barrios para captar a niños sin esquema al día y viajeros sin certificado internacional.
Cobertura prioritaria en grupos de riesgo
La vacunación contra tosferina y fiebre amarilla en Ecuador prioriza lactantes, escolares y adultos expuestos. Para tosferina, el biológico pentavalente se aplica a bebés de 2, 4 y 6 meses; los refuerzos se suministran a los 18 meses y a los 5 años. Por su parte, la vacuna contra fiebre amarilla protege a infantes de 12-23 meses, a turistas de 1-59 años y a residentes de zonas amazónicas antes de ingresar a selvas endémicas.
Distribución zonal de las dosis aplicadas
Durante la última semana epidemiológica, la vacunación contra tosferina y fiebre amarilla mostró disparidades regionales:
- Zona 1 (Carchi, Esmeraldas, Imbabura, Sucumbíos) administró 14 037 dosis contra tosferina y 10 733 contra fiebre amarilla.
- Zona 2 (Pichincha Rural, Napo, Orellana) alcanzó 2 394 y 2 383 dosis, respectivamente.
- Zona 4 (Manabí, Santo Domingo de los Tsáchilas) destacó con 7 241 inyecciones anti-amarilla.
Asimismo, Quito —en la Zona 9— suministró 7 201 dosis contra tosferina y 7 918 contra fiebre amarilla, evidenciando una logística robusta en urbes densamente pobladas.
Estrategias complementarias y monitoreo continuo
El MSP ejecuta barridos puerta a puerta, monitoreo rápido y captación escolar. De igual forma, se capacita a profesionales en diagnóstico y manejo oportuno. Por consiguiente, la vacunación contra tosferina y fiebre amarilla no solo incrementa coberturas sino que reduce brechas históricas.
Retos y proyecciones
Aunque el avance es notable, expertos insisten en sostener la cadena de frío, combatir la desinformación y garantizar la disponibilidad de biológicos en zonas rurales. Sin embargo, el ritmo actual sugiere que Ecuador podría alcanzar las metas trazadas para finales de 2025, potenciando así la resiliencia sanitaria nacional.
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