Este martes, un terremoto de magnitud 7.3 sacudió la capital de Vanuatu, Port Vila, dejando graves daños materiales y humanos. El sismo, que se produjo a las 12:47 hora local (01:47 GMT), tuvo su epicentro aproximadamente a 30 kilómetros al oeste de la ciudad, a una profundidad de 57,1 kilómetros bajo el lecho marino. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), el evento sísmico fue una de las sacudidas más fuertes que se ha registrado en la región. Posteriormente, el Centro Sismológico Euromediterráneo (EMSC) elevó la magnitud a 7.4.
Impacto en la infraestructura y la comunicación
Port Vila se vio gravemente afectada por el temblor, con numerosos edificios dañados, carreteras bloqueadas por deslizamientos de tierra y vehículos destrozados. Además, los cortes en las líneas de comunicación dificultaron las labores de rescate y la recopilación de información. Decenas de personas acudieron a hospitales locales en busca de atención médica. Algunos fueron transportados en coches, mientras que otros fueron llevados a hombros debido a la gravedad de sus heridas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desplegó rápidamente equipos sobre el terreno para apoyar a los servicios de emergencia del país. A pesar de los esfuerzos, las autoridades aún no han podido determinar el número exacto de víctimas.

Pérdidas humanas y la respuesta internacional
Katie Greenwood, jefa de delegación de la Federación Internacional de la Cruz Roja en el Pacífico, confirmó la muerte de al menos seis personas y reportó múltiples heridos. La falta de comunicación con las áreas más afectadas por el sismo ha complicado la evaluación de los daños fuera de la capital. Dan McGarry, periodista en Vanuatu, corroboró la información sobre víctimas y graves daños materiales en la ciudad.
Un testigo del desastre, Stéphane Rivier, relató su experiencia y describió cómo su familia sobrevivió al temblor, a pesar de sufrir daños materiales en su hogar. Según Rivier, después del primer sismo, se registraron al menos 10 réplicas, algunas de ellas de considerable magnitud.
Réplica y continuación del peligro
El temor a nuevas réplicas persistió después del fuerte sismo inicial. Tras el primer impacto, se produjeron otras dos réplicas de magnitud 5.5 y 5.4, lo que aumentó el riesgo de más daños. La incertidumbre sobre las condiciones de seguridad y la infraestructura en la región sigue siendo un desafío para los equipos de rescate y para los habitantes de Vanuatu, muchos de los cuales se han visto obligados a evacuar sus hogares.
Interrupciones en los servicios y la infraestructura internacional
El terremoto también causó severas interrupciones en los servicios básicos, como electricidad y agua. La capital, que alberga a unos 50,000 habitantes, quedó parcialmente aislada debido a los daños en la red de comunicación y el sistema eléctrico. La conexión a internet se vio gravemente afectada, con una interrupción casi total de los servicios de telecomunicaciones. Aunque algunas empresas, como Vodafone, han logrado restaurar las llamadas internacionales, el acceso a internet sigue siendo limitado.
Numerosas embajadas, entre ellas las de Estados Unidos y Nueva Zelanda, informaron sobre daños en sus instalaciones. La embajada de EE.UU. declaró que su edificio sufrió «daños considerables» y suspendió todas sus actividades hasta nuevo aviso. El gobierno de Nueva Zelanda también reportó daños significativos en su legación, que comparte espacio con otras embajadas.
Cancelaración de vuelos y riesgo de tsunami
El aeropuerto de Port Vila, que sufrió daños debido al terremoto, vio la cancelación de varios vuelos internacionales. Aerolíneas como Jetstar y Qantas suspendieron sus vuelos a la ciudad debido a la incertidumbre sobre el estado de las instalaciones aeroportuarias.
Tras el terremoto, el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico emitió una alerta de tsunami, aunque fue suspendida poco después debido a la baja probabilidad de un evento de este tipo.
Vanuatu y su vulnerabilidad sísmica
El archipiélago de Vanuatu, con aproximadamente 250,000 habitantes, está situado cerca del Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de alta actividad sísmica. Esto lo hace especialmente vulnerable a terremotos y otras catástrofes naturales. Aunque los terremotos son relativamente comunes en la región, este evento en particular ha sido uno de los más devastadores en los últimos años.
En resumen, el terremoto de 7.3 en Vanuatu ha dejado un saldo de víctimas mortales y heridos, además de causar un daño significativo en la infraestructura y las comunicaciones del país. La respuesta internacional continúa, mientras los equipos de rescate luchan contra el tiempo para atender a las víctimas y evaluar los daños de forma efectiva. La situación sigue siendo crítica, y se esperan más réplicas en las próximas horas.
Más noticias: