El auge de la energía renovable en Estados Unidos enfrenta un freno significativo. El regreso de Donald Trump a la presidencia ha desencadenado una abrupta eliminación de los subsidios a la energía limpia en EE. UU., afectando profundamente a fabricantes, desarrolladores de proyectos y al futuro energético del país.
Impacto inmediato sobre la industria solar y eólica
Varias empresas han comenzado a suspender o revisar inversiones millonarias. Bila Solar, con sede en Singapur, pausó la expansión de su planta en Indianápolis. Heliene, fabricante canadiense, reevalúa su proyecto en Minnesota. NorSun, de Noruega, también reconsidera una planta en Tulsa. Además, dos parques eólicos en el noreste estadounidense podrían quedar sin construir, pese a estar completamente autorizados.
Riesgos para el futuro energético
Los cambios ponen en riesgo más de 373 mil millones de dólares en inversión. Según Wood Mackenzie, las instalaciones solares y eólicas podrían reducirse un 17% y 20% respectivamente en la próxima década. Esto, a su vez, podría frenar el crecimiento de centros de datos necesarios para tecnologías como la inteligencia artificial.

Aumento en los costos y reducción de empleos
El grupo Rhodium estima que las nuevas políticas encarecerán la energía industrial hasta en 11 mil millones de dólares para 2035. También se perderán empleos clave en el sector de fabricación. Los costos residenciales podrían aumentar 280 dólares por hogar en ese mismo año, según el Proyecto REPEAT.
Incertidumbre normativa y económica
La eliminación de los subsidios a la energía limpia en EE. UU. no solo afecta a proyectos existentes. También ha generado incertidumbre financiera para nuevas inversiones. Las reglas fiscales ahora exigen que los proyectos se inicien en un año o entren en operación antes de 2028 para acceder a créditos. Trump ha ordenado revisar la definición de “inicio de construcción”, lo que podría invalidar estrategias previamente aceptadas.
Perspectivas para la manufactura y energía offshore
Fabricantes como Heliene y Bila enfrentan decisiones críticas. Heliene podría cancelar una fábrica de celdas solares de 350 millones de dólares. Por su parte, Bila detuvo una expansión de 20 millones. NorSun, con un plan de 620 millones, aún evalúa el impacto.
Proyectos de energía eólica marina como los de US Wind (Maryland) e Iberdrola (Massachusetts) también están en riesgo. Aunque tienen todos los permisos, el nuevo calendario fiscal podría impedir que se acojan a los créditos restantes.
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