Un país emocionalmente agotado tras los resultados electorales
El trauma colectivo tras la consulta popular se ha convertido en un fenómeno evidente para diversos especialistas en salud mental. Tras la derrota del Gobierno en el referéndum del 16 de noviembre, la ciudadanía experimenta un ambiente crispado. Esta tensión emergió en redes, donde grupos enfrentados intercambiaron culpas y sembraron mayor desconfianza. Según el psicólogo clínico Francisco Brito, esta polarización no surge únicamente de la política, sino del miedo acumulado en la población.
Brito explica que la gente vive un estado profundo de indefensión. Cuando los ciudadanos sienten ausencia de protección estatal, aparecen posturas extremas y rígidas. Esta sensación provoca respuestas impulsivas y un clima emocional frágil.
Una brecha entre percepción ciudadana y realidad oficial
El especialista indica que la violencia cotidiana se volvió parte habitual del paisaje urbano. Aunque existan estadísticas oficiales sobre tendencias delictivas, la percepción popular se construye desde experiencias diarias. Esa brecha, según Brito, alimenta el trauma colectivo tras la consulta popular y quiebra la confianza social.
Además, el país carga un desgaste emocional significativo. Las múltiples consultas han generado fatiga y frustración. La población siente que su vida diaria no mejora. Ese cansancio, combinado con inseguridad, incrementa la tensión psicológica colectiva.

El voto como mecanismo emocional de descarga
Ante la dificultad de expresar reclamos directos al poder, muchos ciudadanos usan el voto como herramienta emocional. Brito afirma que ese voto se convierte en “un grito silencioso”. Esta reacción intensifica el trauma colectivo tras la consulta popular, que se profundiza con acusaciones sociales sin fundamento real.
Tras los resultados, algunos usuarios responsabilizaron a quienes votaron por el No de futuros hechos violentos. Sin embargo, Brito descarta esa lectura. Explica que estas reacciones son expresiones de rabia contenida.
La polarización no es nueva, pero ahora tiene otra forma
Para la socióloga Claudia Cárdenas, la división ya no es solo correísmo versus anticorreísmo. Gran parte de quienes apoyaron a Noboa se desengañaron al ver que no existen avances claros en seguridad o salud pública. Por eso, el trauma colectivo tras la consulta popular refleja un desencanto más amplio.
El analista político César Febres-Cordero añade que el Gobierno se confió en encuestas internas. Afirma que el electorado se cansó de mensajes confusos y decisiones poco efectivas. Para él, este resultado muestra un cambio social profundo. La gente ya no votó por rechazar el pasado, sino para cuestionar el presente.
Mientras la inseguridad continúe marcando la vida diaria y la confianza institucional no se recupere, el país permanecerá dividido. Ese miedo persistente seguirá alimentando el trauma colectivo tras la consulta popular.
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Fuente:
https://www.extra.ec/

