Las recientes lluvias torrenciales han provocado una devastadora catástrofe en el centro de Nigeria. Hasta el momento, al menos 111 personas han perdido la vida, según informaron este viernes (30.05.2025) los equipos de rescate y la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias del estado de Níger. La magnitud del desastre sigue en aumento, pues las autoridades han advertido que podrían hallarse más víctimas en las próximas horas. Esto se debe a que las inundaciones causan estragos en Nigeria de forma recurrente, especialmente debido a la precaria infraestructura nacional.

La fuerza del agua: una amenaza letal
El epicentro de la tragedia fue la localidad de Mokwa, donde lluvias extremadamente intensas durante la noche del miércoles provocaron una violenta crecida del agua. El torrente arrasó viviendas enteras y arrastró a muchas personas hacia el río Níger, lo que ha complicado las tareas de rescate. Testigos describen escenas caóticas en las que los residentes intentaban salvarse mientras el nivel del agua aumentaba sin control. Este tipo de situaciones no es nuevo: las inundaciones causan estragos en Nigeria cada año, y la falta de canales de drenaje adecuados incrementa su impacto destructivo.
Deficiencias estructurales y cambio climático
Uno de los factores principales detrás de esta tragedia es la persistente deficiencia en la infraestructura urbana y rural. Carreteras sin mantenimiento, sistemas de evacuación pluvial ineficientes y urbanización desordenada agravan la vulnerabilidad de las comunidades. Por añadidura, expertos climáticos advierten que el cambio climático está intensificando los fenómenos meteorológicos extremos. Así, las inundaciones causan estragos en Nigeria con mayor frecuencia e intensidad, lo que exige respuestas urgentes y sostenibles por parte del gobierno.
Una amenaza cíclica y creciente
La temporada de lluvias en Nigeria dura aproximadamente seis meses, y apenas ha comenzado. Las proyecciones indican que los eventos extremos como este podrían multiplicarse. Mientras tanto, las inundaciones causan estragos en Nigeria, dejando cada vez más víctimas y daños materiales que difícilmente pueden ser reparados sin un cambio profundo en la planificación urbana y las políticas ambientales.
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