Microsoft avanza en un acuerdo con OpenAI para asegurar su acceso continuo a desarrollos clave en inteligencia artificial. La negociación gira en torno a la posibilidad de que la startup alcance el hito de la inteligencia artificial general (IAG), lo cual modificaría los términos actuales que limitan a Microsoft si ese punto se cumple. El pacto, aún sin cerrar, podría redefinir el acceso a la tecnología crítica más avanzada en IA.
Las conversaciones, lideradas por los CEO Sam Altman y Satya Nadella, se han intensificado en las últimas semanas. De concretarse, permitiría a Microsoft conservar derechos incluso si OpenAI se transforma en una empresa con fines de lucro a gran escala. Las implicaciones para el sector tecnológico son enormes.
Las inversiones de Microsoft como motor de influencia
Desde su primera inversión, Microsoft ha apostado fuerte por OpenAI, aportando más de 13.000 millones de dólares. A cambio, recibió derechos sobre modelos y productos desarrollados por la empresa, siempre que OpenAI no alcanzara ciertos límites. Uno de los temas centrales ahora es la reestructuración de OpenAI y cómo afectará a esos derechos si se accede a tecnología crítica.
Además de mantener el acceso, Microsoft busca una participación entre el 30% y 40% en la empresa reconfigurada. La startup ha sido valorada en más de 300.000 millones tras su última ronda de financiación. Para Microsoft, consolidar su influencia es esencial ante la creciente competencia en el sector.

Obstáculos legales y disputas estratégicas
No todo ha sido fluido. OpenAI enfrenta una demanda presentada por Elon Musk, quien cuestiona su desvinculación del enfoque sin fines de lucro. A esto se suma una posible revisión regulatoria, que podría retrasar cualquier acuerdo definitivo. Mientras tanto, Microsoft ya ha hecho concesiones, como renunciar a ciertos derechos relacionados con adquisiciones recientes, aunque ha mostrado resistencia en otras áreas estratégicas.
El caso de la startup Windsurf, adquirida por antiguos empleados ahora en Alphabet, refleja estas tensiones. Microsoft no ve con buenos ojos que OpenAI se expanda sin su participación directa en todas las operaciones. Todo gira alrededor del control sobre la tecnología crítica que alimenta la nueva revolución digital.
Competencia feroz y visión a largo plazo
En medio de esta negociación, el resto del ecosistema tecnológico no se queda quieto. Alphabet, Meta y otros gigantes se posicionan para atraer talento e inversiones. Cada movimiento de OpenAI y Microsoft es seguido de cerca por analistas e inversores, conscientes del peso que tiene esta disputa en el futuro del sector.
La pugna por el dominio en inteligencia artificial no solo trata de modelos y algoritmos, sino de quién controla la tecnología crítica que definirá la próxima década. Microsoft, al buscar sellar este nuevo acuerdo, intenta asegurarse un lugar en el centro de esa transformación global.
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