En medio del paro nacional, se ha propuesto elevar el salario básico a $570 o $650. Si bien la medida busca mejorar los ingresos de los trabajadores, expertos advierten que podría generar un aumento de la informalidad, cierre de negocios y menos empleos reales. La economía ecuatoriana enfrenta actualmente retos estructurales que hacen que un incremento de este tipo sin respaldo productivo sea riesgoso.

La realidad del empleo en Ecuador
Según el INEC, la mitad de los trabajadores ecuatorianos gana apenas $432 al mes, mientras que el salario promedio es de $483,4. Solo el 35% de la Población Económicamente Activa (PEA) tiene un empleo formal, mientras que más de 5,8 millones de personas sobreviven en la informalidad o desempleo.
El país también presenta un sistema laboral rígido: despedir a un empleado cuesta más que contratarlo, y los costos laborales son altos en relación con la productividad, lo que hace que Ecuador sea uno de los lugares más caros del mundo para contratar y liquidar personal.
Demandas del movimiento indígena y propuestas legales
Durante el paro indígena, Marlon Vargas, presidente de la Conaie, pidió que el salario básico suba a $650 por decreto, mientras que el jurista Ramiro García propuso $570 como compensación por la eliminación del subsidio al diésel.
Expertos, como el economista Andrés Rodríguez, señalan que aumentar salarios sin respaldo económico puede llevar la informalidad de más del 60% a más del 80% de la PEA. Según Rodríguez, “los salarios no se decretan, se producen”.
Baja productividad y limitaciones económicas
Los salarios bajos en Ecuador no se deben a la “avaricia empresarial”, sino a la baja productividad. Datos del Banco Mundial y la OCDE muestran que un trabajador ecuatoriano produce menos de la cuarta parte de un chileno y menos del 10% de un estadounidense o suizo.
La productividad depende de factores como:
- Inversión en tecnología y maquinaria.
- Calidad del capital humano: educación y salud.
- Infraestructura y acceso al crédito.
- Sectores predominantes en la economía: extractivo, servicios o manufactura.
En Ecuador, la mayoría de las empresas son microempresas con baja capacidad productiva. De las 1’057.635 microempresas, solo generaron el 0,82% de las ventas en 2024, lo que demuestra su limitada capacidad para absorber un aumento salarial sin riesgos de cierre.
El efecto inflacionario y la informalidad
Subir el salario básico a $650 elevaría el costo total por trabajador a más de $830 al mes, considerando décimos y beneficios de ley. En una economía donde más del 60% de la fuerza laboral es informal, un aumento de este tipo no genera mayores ingresos reales, sino que provoca reducción de empleos formales, contratación sin registro y aumento de precios e inflación.
Expertos como María José Freire señalan que la mayoría de las microempresas ya operan al límite y no podrían absorber un salto salarial. Edward Lazear, del NBER, explica que los salarios altos solo son sostenibles si la productividad aumenta.
Contradicciones entre salario y política ambiental
Mientras se pide un salario básico más alto, el movimiento indígena exige también reducir la explotación minera y petrolera en la Amazonía, lo que limita los recursos fiscales y la inversión que permite sostener salarios más altos. Esta situación crea una paradoja: pedir más ingresos sin generar más riqueza.
Experiencias internacionales
Otros países han logrado aumentar salarios sin decretos impuestos por el Estado:
- Costa Rica: mediante educación técnica, inversión extranjera y exportaciones de alto valor agregado.
- Uruguay: mediante formalización laboral y negociación colectiva, alineando salarios con productividad.
Ecuador, en contraste, enfrenta un dilema: aumentar salarios por decreto sin respaldo económico podría disparar la informalidad y reducir las oportunidades de empleo formal.
Fuente: La Hora
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