El regreso a clases marca un nuevo ciclo en la vida escolar de niños, niñas y adolescentes, y también representa una oportunidad para fortalecer dinámicas familiares que aporten a su bienestar integral. Frente a este reinicio, establecer rutinas claras y saludables se convierte en una herramienta clave para acompañar el desarrollo emocional, académico y social de los estudiantes.
Más allá de horarios estrictos, una rutina positiva se basa en la previsibilidad, la seguridad y el acompañamiento afectivo. Según un informe del Sleep Foundation 2023 los niños de entre 6 y 12 años que duermen entre 9 y 11 horas, como parte de una rutina constante, muestran mejoras significativas en el rendimiento académico y la salud emocional.
“Cuando hablamos de hábitos positivos no nos referimos solo a cumplir con las tareas escolares o levantarse temprano, sino a generar una estructura diaria que les permita sentirse seguros, escuchados y protagonistas de su propio aprendizaje”, explica Rosario Jiménez, Gerente de educación de Innova Schools.

¿Por qué es importante retomar o construir una rutina al volver al colegio?
- Brinda estabilidad emocional y reduce la ansiedad ante los cambios.
- Permite organizar el tiempo de forma equilibrada entre estudios, juego, descanso y tiempo en familia.
- Fortalece la responsabilidad y la participación activa de los niños en las dinámicas del hogar.
- Mejora la calidad del sueño, la alimentación y el rendimiento escolar.
A continuación, la experta de Innova Schools comparte algunas recomendaciones prácticas para implementar en el hogar.
Seis rutinas positivas que pueden implementarse en casa
- Horarios regulares de sueño: Acostarse y levantarse a la misma hora mejora la atención y el estado de ánimo. Crear un ritual previo al descanso (como leer un cuento, apagar pantallas 30 minutos antes o meditar en familia) puede reforzar esta rutina y facilitar la transición al sueño.
- Desayuno nutritivo en familia: Genera conexión afectiva y brinda energía para iniciar el día. Involucrar a los niños en la preparación (poner la mesa, elegir una fruta, mezclar jugos) puede motivarlos a participar activamente y valorar este momento.
- Espacios definidos para estudiar y jugar: Favorecen la concentración y el orden. Decorar la zona de estudio con materiales escolares y la de juego con elementos lúdicos permite a los niños transicionar con claridad de una actividad a otra.
- Tiempo de conversación diaria: Compartir cómo estuvo el día fortalece el vínculo emocional. Una buena opción es tener un momento de “mesa redonda” durante la cena o antes de dormir, donde todos puedan hablar sin interrupciones.
- Participación en pequeñas tareas del hogar: Fomenta la autonomía y el sentido de responsabilidad. Convertir las tareas en retos o juegos puede motivar especialmente a los más pequeños.
- Uso consciente de pantallas: Establecer horarios y contenidos adecuados para evitar distracciones. Es ideal proponer alternativas como juegos de mesa, lectura o actividades al aire libre.
Volver al colegio no solo implica retomar materias, sino también recuperar el ritmo, la organización y los vínculos familiares. “Apostar por una rutina estructurada y empática es una inversión en el bienestar emocional y educativo de los niños”, concluye la vocera de Innova Schools.
Fuente:
Te puede interesar:
10 mandamientos financieros para jóvenes: Ahorrar con propósito y acceder al crédito con conciencia