Guillermo Rodríguez, coronel en servicio pasivo de la Policía con 25 años de experiencia, lidera el Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) en Ecuador. Su enfoque en el control de las cárceles y su lucha contra la violencia carcelaria se han destacado durante su gestión como el quinto Director del período del presidente Guillermo Lasso.
En una entrevista exclusiva, Rodríguez revela las medidas de alto secreto que han sido implementadas para mantener la seguridad y el orden dentro de las prisiones. Desde la ayuda brindada a los reclusos para su educación hasta operativos sorpresa y reformas arquitectónicas en los centros penitenciarios, todas estas acciones han sido respaldadas por asistencia extranjera en capacitación y tecnología, así como por el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía.
Consciente del riesgo que enfrenta su equipo en medio de organizaciones delictivas como “Los Lobos” y “Los Tiguerones”, el Director ha establecido una Dirección de Inteligencia de SNAI y ha analizado los riesgos a los que se exponen sus funcionarios. Para salvaguardar sus vidas y la de sus familias, los directores cuentan con medidas de seguridad adicionales y entrenamientos permanentes, lo que ha resultado en un ambiente más seguro en los centros penitenciarios.
La lucha contra la corrupción es otro aspecto crucial en su gestión. Para prevenir que funcionarios estén involucrados en actividades ilegales, se ha avanzado en la implementación de una Unidad de Confianza con polígrafos y estrés de voz, buscando perfiles de primer nivel y actuando con total transparencia.
Uno de los desafíos más complejos fue el caso del exdirector Santiago Loza, quien se negó a colaborar con organizaciones criminales. A pesar del riesgo, algunos se han mantenido firmes en su lucha contra la corrupción, y el Presidente Lasso ha ofrecido elevar el nivel salarial para los directores, reconociendo la importancia de compensar su exposición a riesgos y demandas judiciales.
Para prevenir posibles masacres, se trabaja intensamente en la Inteligencia y en la capacitación para la reinserción en la sociedad de los reclusos. El objetivo es que las Fuerzas Armadas, la Policía y el Servicio Penitenciario sean vistos como una fuerza unificada para entrar, buscar y desarmar a los delincuentes y evitar que se sientan cómodos dentro de las cárceles.
Se ha observado una disminución en la presencia de objetos prohibidos en las cárceles gracias a los operativos realizados, y se planea continuar con intervenciones en otros centros. El apoyo de países como Italia, Brasil, la Unión Europea y Estados Unidos ha sido fundamental para fortalecer las capacidades y el talento humano en la organización.
El compromiso de Rodríguez y su equipo con la seguridad en el sistema penitenciario es incuestionable, y aunque se avecina un cambio de Gobierno, las puertas están abiertas para colaborar con las nuevas autoridades y seguir mejorando. Su mensaje a su sucesor es claro: privilegiar lo técnico y continuar trabajando para una institución sostenible e independiente de personas individuales.
Enfrentar a las mafias que introducen droga, armas y licores en las cárceles es un desafío que requiere transparencia y firmeza en la lucha contra la corrupción. El Estado debe prevalecer sobre los intereses particulares y trabajar para generar una convivencia pacífica y un desarrollo positivo en el sistema penitenciario. La visión de Rodríguez ha sido clara y enfocada, buscando resultados concretos en la reducción de la violencia carcelaria y el fortalecimiento del sistema penitenciario ecuatoriano.
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