Ecuador vive un proceso electoral lleno de interrogantes tras un periodo de casi 15 meses de gobierno de Daniel Noboa. Este período, repleto de desafíos políticos, económicos y sociales, ha dejado una huella importante en el país. A continuación, se analiza el contexto de la reelección presidencial y los elementos que han marcado la gestión de Noboa.
El contexto electoral y la crisis política anterior
Ecuador se enfrenta nuevamente a las urnas debido a una serie de circunstancias que empezaron con la crisis del gobierno de Guillermo Lasso. En mayo de 2023, Lasso, acosado por acusaciones de corrupción y una grave crisis de seguridad, recurrió a la «muerte cruzada» para disolver el Congreso. Esta decisión desencadenó elecciones anticipadas, las cuales culminaron con la llegada de Daniel Noboa al poder.
El mandato de Noboa comenzó en noviembre de 2023 con la difícil tarea de recuperar la estabilidad del país, un reto que parecía monumental dada la situación heredada. Durante este periodo, el presidente ha abordado dos de los problemas más apremiantes para los ecuatorianos: la inseguridad y la economía. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la percepción de su gestión ha variado considerablemente, lo que plantea la duda sobre si los ecuatorianos lo reelegirán o buscarán un cambio en la presidencia.
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La lucha contra el crimen y las controversias en la seguridad
Desde el inicio de su mandato, Daniel Noboa enfrentó la crisis de seguridad más grave de la historia reciente de Ecuador. La violencia, alimentada por el narcotráfico, las pandillas y la corrupción en las instituciones, se encontraba en niveles alarmantes. La tasa de homicidios superó los 20 diarios, un récord histórico. En respuesta, Noboa implementó el Plan Fénix, una serie de medidas de seguridad, como la militarización de las calles y las cárceles, buscando controlar la violencia.
Aunque su gestión logró cierto control en las cárceles y una ligera disminución de homicidios, los resultados fueron insuficientes. A pesar de las medidas severas, la criminalidad repuntó en 2025, lo que cuestiona la efectividad del Plan Fénix y afecta la popularidad de Noboa. Además, el caso de los «4 de Guayaquil», en el que las fuerzas armadas estuvieron involucradas en el asesinato de menores, alteró la percepción de la seguridad en el país. Este escándalo evidenció violaciones a los derechos humanos, lo que deterioró aún más la imagen del gobierno.
Impactos económicos y la crisis energética
Además de la inseguridad, Ecuador ha atravesado una recesión económica durante el gobierno de Noboa. En 2024, la economía cayó un 1,5% en el último trimestre del año, debido a una crisis energética. La sequía redujo la producción hidroeléctrica, provocando apagones prolongados en todo el país. Estos apagones causaron grandes pérdidas económicas y afectaron gravemente a las empresas, especialmente en sectores clave como el cacao.
Pese a que el gobierno de Noboa logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, obteniendo un préstamo de 4.000 millones de dólares, la situación económica sigue siendo difícil. El desempleo, la precarización laboral y el aumento de la pobreza continúan siendo problemas persistentes. Sin embargo, en términos de inflación, Ecuador logró mantenerla bajo control, lo que representa un logro importante en una economía dolarizada.
La controversia diplomática y las tensiones internas
La administración de Noboa también estuvo marcada por tensiones diplomáticas, especialmente con México. La irrupción de fuerzas policiales ecuatorianas en la embajada mexicana en Quito para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas causó una crisis diplomática. Esto afectó las relaciones internacionales de Ecuador. Este episodio fue criticado, pero consolidó la imagen de Noboa como un presidente dispuesto a tomar decisiones arriesgadas, sin temor a transgredir límites institucionales.
Internamente, su relación con la vicepresidenta Verónica Abad también se volvió conflictiva, llegando a su punto máximo cuando Noboa decidió apartarla del poder y nombrar a otra persona como vicepresidenta interina. Estos conflictos políticos dentro de su propio gobierno han añadido incertidumbre sobre su futuro político.
Un panorama incierto para Ecuador
En resumen, los casi 15 meses de gobierno de Daniel Noboa han sido intensos y complejos. Aunque implementó políticas para combatir la inseguridad y manejó la crisis económica con algunas medidas, los resultados no han sido sólidos. Esto dificulta su reelección sin cuestionamientos. En un contexto de crisis de seguridad, desacuerdos internos y una economía vulnerable, sigue siendo incierta la decisión de los ecuatorianos sobre su reelección o un cambio en la presidencia. La reelección de Noboa dependerá de su capacidad para superar estas dificultades y de la competencia que le ofrezca la oposición en las urnas.
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