El escenario político dentro de la Revolución Ciudadana vuelve a tensarse, reflejando un conflicto en la Revolución Ciudadana por las recientes declaraciones. Las recientes declaraciones de Rafael Correa sobre la intención del alcalde de Quito, Pabel Muñoz, de buscar la reelección han desencadenado un nuevo capítulo de desencuentros públicos al interior del movimiento. El expresidente, desde Bélgica, expresó su molestia y dejó claro que no respaldará candidaturas que considere “tibias” o alejadas de los principios que, según él, deben guiar al correísmo.

Un nuevo capítulo de divisiones internas
El correísmo atraviesa meses de fricciones visibles entre sus principales figuras. La controversia actual se suma al desacuerdo entre Correa y Marcela Aguiñaga, prefecta del Guayas, cuando manifestó su intención de buscar la reelección. Este es un claro ejemplo del conflicto en la Revolución Ciudadana. Ahora la crítica se dirige a Pabel Muñoz, quien este 26 de noviembre confirmó su interés en participar nuevamente como candidato a la alcaldía de Quito en las próximas seccionales.
Correa reaccionó pocas horas después del anuncio, dejando entrever su desacuerdo y marcando distancia respecto a quienes buscan mantenerse en el poder local.
“Es mejor perder gobiernos locales que perder nuestros principios”
En un mensaje difundido en su cuenta de X, Rafael Correa señaló que “cualquiera puede declararse precandidato”, pero subrayó que serán los militantes quienes tomen la decisión final en las primarias del movimiento.
Sin embargo, su frase más contundente fue una advertencia directa:
“Es mejor perder todos los gobiernos locales que perder nuestros principios.”
El mensaje fue interpretado como un rechazo implícito a la aspiración de Muñoz, pese a que Correa no lo mencionó explícitamente. Además, añadió que se opondrá “a cualquier candidat@ tibi@ y con innobles contemporizaciones”, reforzando su postura de mantener una línea estricta dentro del movimiento.
Tensiones acumuladas: Aguiñaga, Tibán y nuevos desacuerdos
Esta no es la primera vez que Correa muestra su molestia hacia dirigentes de su propia tienda política. En días previos criticó abiertamente a Marcela Aguiñaga por reunirse con Lourdes Tibán, prefecta de Cotopaxi, a quien Correa considera una opositora frontal al correísmo. Esto refleja otro conflicto en la Revolución Ciudadana.
Estas declaraciones se suman al episodio reciente en el que reprochó a Luisa González, excandidata presidencial, por sus comentarios sobre Aguiñaga y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez. Correa calificó sus palabras como “inoportunas”, evidenciando nuevamente su influencia y control discursivo dentro del movimiento.
El trato diferenciado: el caso de Aquiles Álvarez
Pese a las críticas hacia otros dirigentes, Correa ha mantenido un tono distinto con Aquiles Álvarez. Ha señalado públicamente que es “el único que le contesta el teléfono enseguida”. Este trato preferencial ha sido interpretado por analistas como un indicador del liderazgo que Correa busca consolidar dentro de la organización, favoreciendo a quienes considera alineados con su visión.
El correísmo ante un escenario electoral incierto
Las disputas públicas evidencian la falta de unidad interna en la Revolución Ciudadana justo en un momento clave: la preparación para las elecciones seccionales. El conflicto en la Revolución Ciudadana entre las figuras más visibles podría afectar la cohesión del movimiento y debilitar sus posibilidades en territorios estratégicos como Quito y Guayaquil.
Mientras Pabel Muñoz intenta consolidar su intención de reelección, las críticas del líder máximo del movimiento generan incertidumbre sobre el respaldo que podrá recibir en las primarias.
Un liderazgo que marca distancia
Correa continúa ejerciendo un liderazgo activo desde el extranjero, opinando y orientando el rumbo del movimiento. Sus declaraciones en X muestran que insiste en mantener una línea estricta sobre la selección de candidatos, priorizando la lealtad y el apego a los principios del correísmo.
Aunque no menciona directamente a Muñoz, el mensaje está cargado de señales políticas claras, lo que profundiza la percepción de fragmentación y dudas sobre el futuro inmediato de la organización.
Fuente: PRIMICIAS
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