En la noche del 24 de septiembre de 2025, manifestantes incendiaron un comando policial en Otavalo. Esto ocurrió en el tercer día consecutivo de protestas en Ecuador. Según reportes oficiales, la Fiscalía del país procesa a 13 personas por presuntos actos de terrorismo vinculados al episodio. Mientras tanto, el gobierno reporta más de 60 detenidos en el marco de las manifestaciones. El presidente Daniel Noboa ha reafirmado su decisión de no revertir la eliminación del subsidio al diésel.

Estas movilizaciones tienen un origen claro: la eliminación por decreto del subsidio al diésel. Esta medida generó un fuerte impacto en los precios del combustible que tensionó aún más la ya frágil situación social y política del país.
Contexto de las protestas de 2025
Eliminación del subsidio al diésel y su impacto
El detonante de las protestas ha sido la decisión del gobierno de eliminar el subsidio al diésel. Esta medida encareció el precio del combustible de manera abrupta. Este tipo de políticas —frecuentes en economías con restricciones fiscales— pueden tener efectos inmediatos. Afectan los costos del transporte, de los insumos agrícolas y la canasta básica. Esto agudiza la tensión sobre los sectores populares y rurales.
Las protestas han reunido a múltiples sectores sociales: comunidades indígenas, transportistas, organizaciones campesinas, estudiantes y ciudadanos urbanos. También se sumaron reclamos contra el proyecto minero Loma Larga, considerado por muchos como una amenaza al abastecimiento hídrico.
Estado de excepción y respuesta del gobierno
Ante la escalada de protestas, el gobierno declaró el estado de excepción en seis provincias. Esto autorizó restricciones a la libertad de reunión y la intervención de las fuerzas armadas para el control del orden público. Esta medida, si bien es legalmente contemplada en situaciones de grave conmoción interna, suele generar preocupación. Existen posibles violaciones a derechos civiles y excesos de fuerza.
La postura del Ejecutivo ha sido firme. El presidente Noboa ha sostenido que no dará marcha atrás en la medida del diésel. Él argumenta que el subsidio era insostenible y que gran parte de sus beneficios favorecían al narcotráfico.
Hecho clave: incendio del comando policial en Otavalo
Desarrollo del incidente
Durante la tercera jornada de protestas, manifestantes incendiaron un edificio policial en la ciudad de Otavalo. Las imágenes que circularon en redes sociales muestran llamas consumiendo la estructura, mientras escombros y humo se elevan al cielo. Los reportes oficiales indican que 13 personas están siendo procesadas por cargos de terrorismo, relacionados con este episodio.
El gobierno, por su parte, ha informado que ya hay más de 60 personas detenidas en el contexto de las manifestaciones nacionales.
Interpretaciones y riesgos ante las protestas en Ecuador
El incendio de una sede policial es un acto simbólico y brutal: representa un punto de quiebre entre la protesta social y la violencia directa contra el Estado. Por un lado, puede interpretarse como expresión del hartazgo y de la radicalización del conflicto. Por otro, abre la puerta a una reacción represiva más severa por parte de las autoridades.
La calificación de “terrorismo” para los procesados implica un endurecimiento de la criminalización de la protesta. Esto plantea debates sobre hasta dónde debe permitirse la legítima disidencia y en qué momento el Estado debe responder. Si las acusaciones prosperan, podrían derivarse sanciones penales severas. Este hecho podría alimentar más resistencia social.
Repercusiones y dinámicas regionales
Organizaciones indígenas han denunciado detenciones arbitrarias de manifestantes y abusos por parte de las fuerzas de seguridad. Para varios observadores, la respuesta estatal está cruzando una línea peligrosa al mezclar protesta con terrorismo.
A nivel internacional, organismos de derechos humanos y prensa han puesto atención en Ecuador como un caso testigo. Es un ejemplo de cómo un gobierno maneja la disidencia social en un escenario de crisis económica y conflictos territoriales.
Fiscalización del uso de la fuerza ante la protestas en Ecuador
Uno de los puntos críticos es el rol de la policía y las fuerzas armadas en el control del orden público. En estos escenarios, es fundamental que las instituciones actúen con proporcionalidad, respeten garantías legales y no caigan en abusos sistemáticos que puedan agravar la crisis.
La lucha por el control narrativo también es fuerte. El gobierno insiste en la narrativa del “país que debe ordenarse” y que las medidas son urgentes. Por otro lado, los manifestantes y sus organizaciones reclaman dignidad, equidad y responsabilidad ambiental y social.
¿Escalada inevitable o punto de quiebre negociado ante las protestas en Ecuador?
El conflicto ecuatoriano de 2025 pudiera tomar múltiples rumbos. Algunas posibilidades son:
- Que movilizaciones y represión sigan escalando, con más enfrentamientos, heridos o muertos, y un riesgo de colapso institucional.
- Que el gobierno acceda a mediaciones y renegociaciones con sectores indígenas, campesinos y sociales, buscando una solución política que permita reducir la tensión.
- Que el desgaste lleve a una reconfiguración política profunda, con cambios en liderazgo, reformas o crisis de gobernabilidad.
El episodio del comando policial incendiado marca simbólicamente un momento extremo en esta escalada. Si bien el Estado puede responder con mano dura, la voluntad y capacidad de diálogo con las comunidades y actores sociales será decisiva. Así se podrá evitar escenarios de mayor violencia.
Las protestas en Ecuador de 2025 reflejan una crisis profunda: económica, social, política y territorial. La eliminación del subsidio al diésel actuó como catalizador de reclamos acumulados. La quema de un comando policial en Otavalo —y la respuesta del Estado con detenciones y cargos de terrorismo— simboliza el punto de máxima tensión. Se confrontan dos visiones del país: una basada en el orden y el control, otra en la dignidad y el reclamo social.
Cómo evolucione esta crisis dependerá en gran parte de la capacidad del gobierno para equilibrar la legitimidad del Estado con el respeto a los derechos sociales. Además, también depende de la fuerza de las organizaciones sociales para sostener su movilización sin caer en la violencia indiscriminada.
Fuente:CNN
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