La dieta MIND enfatiza el consumo de vegetales de hojas verdes, bayas, frutos secos, legumbres, granos enteros, pescado y aceite de oliva. También restringe el consumo de carnes rojas, mantequilla, quesos grasos, frituras y dulces. Su objetivo es proporcionar nutrientes esenciales que protejan el cerebro, como ácidos grasos omega-3, antioxidantes y compuestos fenólicos.
Evidencia científica del impacto en la salud cerebral
Estudios recientes han demostrado que seguir la dieta MIND puede disminuir significativamente el riesgo de desarrollar demencia. Un análisis de datos de casi 93,000 adultos estadounidenses reveló que aquellos que adherían más estrictamente a esta dieta presentaban un riesgo reducido de demencia. Se observaron beneficios incluso en aquellos que comenzaron a seguirla en etapas posteriores de la vida.
Además, investigaciones publicadas en la revista Annals of Neurology indican que la adherencia a la dieta MIND se asocia con un envejecimiento biológico más lento y una menor incidencia de demencia. Este estudio utilizó el reloj epigenético DunedinPACE para medir la velocidad del envejecimiento. Encontró que una dieta MIND bien seguida se correlaciona con una desaceleración en el proceso de envejecimiento biológico.

Beneficios incluso en etapas avanzadas de la vida
Una de las características destacadas de la dieta MIND es su efectividad incluso cuando se adopta en edades avanzadas. Investigaciones presentadas en el congreso NUTRITION 2025 de la American Society for Nutrition sugieren que iniciar la dieta MIND en etapas posteriores de la vida puede ofrecer beneficios significativos. Especialmente en la reducción del riesgo de demencia, en poblaciones como afroamericanos, latinos y blancos.
La dieta MIND como herramienta preventiva clave
La dieta MIND representa una intervención accesible y efectiva para la prevención de la demencia, respaldada por evidencia científica robusta. Su enfoque en alimentos que favorecen la salud cerebral, junto con la restricción de los perjudiciales, hace de esta dieta una opción viable para muchos.
Adoptar la dieta MIND, incluso en etapas tardías de la vida, puede ser clave para conservar la función cognitiva. Adicionalmente, puede reducir significativamente el riesgo de demencia.
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